Se estrecha el círculo sobre el excanciller socialdemócrata alemán Gerhard Schröder, por su presencia en grandes empresas energéticas rusas. El SNP, el partido socialdemócrata, pide desde hace semanas a su antiguo líder que corte vínculos con estas compañías estratégicas, que dejan en una mala posición a la formación, y hoy se ha sumado formalmente a ello el canciller Olaf Scholz. "Mi consejo a Gerhard Schröder es, después de todo lo que ha pasado, que se retire de estos cargos. No es correcto que los tenga", ha indicado en la cadena pública alemana ZDF. Scholz ha reconocido que el papel de Schröder en estas empresas no se puede considerar una "cuestión privada", porque los cargos gubernamentales tienen obligaciones que "no se acaban cuando uno ya no ocupa el cargo".

Schröder está en la dirección de las compañías energéticas rusas Nord Stream 1 y 2, y a la petrolera Rosneft, donde es presidente del consejo de administración. Y ocupará un cargo en el consejo de administración de Gazprom. Según la agencia alemana DPA, el excanciller se considera amigo de hace mucho tiempo del presidente ruso, Vladímir Putin, y se le ha criticado en Alemania por sus conexiones con Rusia, con unos reproches que han aumentado mucho desde la invasión de Ucrania la semana pasada. Los actuales líderes del SPD, Lars Klingbeil y Saskia Esken, han enviado una carta a Schröder reclamando que abandone los cargos rusos. Klingbeil ha indicado que espera recibir una respuesta "rápida" del excanciller, y ha añadido que si Schröder no cumple la petición que le han hecho, se discutirán más acciones. Como excanciller, Schröder recibe una pensión de 7.000 euros mensuales, dentro de un presupuesto de 407.000 euros anuales, que incluyen también un despacho en el Bundestag y el sueldo de sus ayudantes. Según la prensa alemana, también recibiría 600.000 euros anuales por su mandato en Rosneft, y 250.000 euros de Nord Stream.

Schröder ha perdido en los últimos meses a sus más estrechos colaboradores, en medio de la polémica que lo rodea. Albrecht Funk, que era su jefe de gabinete, y hacía veinte años que escribía sus discursos, y Béla Anda, antiguo portavoz del gobierno entre 2002 y 2005, han anunciado que dejaban de colaborar con el excanciller.