La pérdida de votos en las grandes ciudades de Sudáfrica ha llevado al Congreso Nacional Africano (CNA) a obtener en las elecciones municipales del miércoles 3 de agosto los peores resultados de su historia, que amenazan con hacerle perder por primera vez las alcaldías de Johannesburgo, Pretoria y Port Elizabeth (ahora llamada oficialmente Nelson Mandela Bay).

Pese a haber sido el más votado, con un 54,4%, el partido de Nelson Mandela ha bajado del 60% por primera vez desde la caída del apartheid en 1994, castigado por los electores urbanos debido a la mala gestión de la economía y los servicios públicos y la corrupción.

Con cerca del 100% de los votos escrutados en todo el país, el oficialismo ha sufrido su peor derrota en la ciudad de Port Elizabeth, donde la opositora Alianza Democrática (AD) se ha impuesto con el 46,7% de los votos a un CNA que ha cosechado el 40,92%.

En la capital, Pretoria, y en la ciudad más importante del país, Johannesburgo, el CNA ha perdido su holgada mayoría absoluta y registra, a falta de los resultados definitivos, un empate técnico con AD que no permitirá a ninguno de los dos gobernar en solitario.

La izquierda arbitrará

La llave de estas tres ciudades la tendrá el partido populista de izquierdas Luchadores por la Libertad Económica (LLE), cuyos apoyos se sitúan en torno al 8% y que tiene como bandera su rechazo al presidente del país y del CNA, Jacob Zuma, contra el que a menudo ha hecho frente común con la AD.

Esta situación supone, a juicio de varios observadores, el comienzo de una "época de coaliciones", pese a la aparente incompatibilidad de las agendas de dos partidos tan distintos como la liberal AD, especialmente popular entre la población blanca y "coloured" (mestiza), y el revolucionario LLE, que tiene a sus votantes entre los negros más pobres.

Mientras, en Ciudad del Cabo, la opositora AD ha ampliado hasta el 66% la mayoría absoluta que ya tenía.

Contra Zuma

El declive del CNA en las ciudades podría comprometer aún más la ya de por sí delicada posición de Zuma, acechado por los escándalos dentro de su partido. Varias figuras de peso han pedido su renuncia a la Presidencia antes de que en 2019 finalice su segundo y, por imperativo constitucional, último mandato.

"Los resultados pueden precipitar las exigencias de cambio en el liderazgo en el partido", asegura a Efe el analista político Daryl Glaser, profesor de la Universidad de Witwatersrand, quien recuerda que el CNA debe elegir a su nuevo presidente en 2017.

"Todo eso es una buena noticia para la democracia sudafricana", afirma The Economist. Zuma, el presidente más impopular de siempre, ha sido perseguido por las acusaciones de corrupción y escándalos durante casi todo su mandato. El 57% de los sudafricanos cree que  el CNA ha "perdido su brújula moral" y el 50% que "el país no va en buena dirección", según esta encuesta de Ipsos. 

Todo se puede complicar mucho. Es preocupante el aumento de la violencia dentro del CNA. En la provincia rural de KwaZulu-Natal, la base territorial de Zuma, las disputas entre facciones sobre el orden de los candidatos en las listas acabaron en una docena de miembros del CNA asesinados. En junio estallaron violentas protestas en Tshwane (Pretoria) después de que el CNA anunciara su candidato a la alcaldía.

Para muchos votantes, la pésima prestación de servicios públicos básicos era la cuestión decisiva en esta elección. Las protestas por la falta de agua y de electricidad se han disparado en los últimos años. En la provincia de Limpopo, residentes furiosos quemaron dos docenas de escuelas a causa de una pelea sobre los límites municipales. El día de las elecciones, muchos se negaron a emitir su voto y organizaron partidos de fútbol para protestar.

Crece la oposición

Además de reforzar un poder municipal casi limitado hasta ahora a Ciudad del Cabo, la AD espera que los buenos resultados le sirvan para afianzarse como alternativa nacional a un CNA al que se le agota el crédito de haber combatido al apartheid.

El argumento de AD es repetir que allí decir que donde gobierna lo hace bien, como a Ciudad del Cabo y su provincia.

Aunque ha aumentado su número de votos en todas las elecciones, la AD sigue despertando desconfianza entre buena parte de la población negra, que ve en la formación un baluarte de los intereses de la minoría blanca.

Contra esta percepción lucha el primer líder nacional negro de la AD, Mmusi Maimane (en la foto con Helen Zille), de 36 años, una de las figuras más visibles de esta campaña electoral, que ha relevado a la veterana Zille (65), una liberal blanca que encabezaba el partido desde mayo de 2007.

Con Maimane han brillado los candidatos a alcaldes de Johannesburgo, Herman Mashaba (56), y Pretoria, Solly Msimanga (35), también negros, como Maimane.

Tanto la jornada electoral como el recuento se han desarrollado en calma y orden, y el oficialismo no ha puesto en duda la legitimidad de unos resultados claramente adversos a sus intereses.

"Es algo muy positivo, sobre todo cuando la democracia está en una situación difícil en lugares como Turquía, Venezuela o Brasil", afirma Glaser, comparando al país austral con otros países emergentes.