En el marco de la estrategia de presión de la Casa Blanca sobre el régimen de Nicolás Maduro, las fuerzas estadounidenses han interceptado este domingo al petrolero Bella-1 cuando se dirigía hacia la costa de Venezuela, ahora bajo un bloqueo marítimo impuesto por el ejército estadounidense. La operación, llevada a cabo en aguas internacionales, es la tercera incursión contra un barco en los alrededores de territorio venezolano. El Bella-1 se encuentra sancionado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro desde junio de 2024, y forma parte del grupo de petroleros incluidos en el “bloqueo total” anunciado hace pocos días por el presidente Donald Trump contra todos los barcos sancionados que entran o salen de Venezuela.
El Bella-1, con bandera panameña, está vinculado a la compañía Louis Marine Shipholding Enterprises, relacionada con la Guardia Revolucionaria de Irán. Según su orden de sanciones, el Departamento del Tesoro acusa a esta empresa de haber “asistido, patrocinado o proporcionado materialmente apoyo financiero, material o tecnológico” a la fuerza militar iraní. Según fuentes citadas por Bloomberg, el petrolero se encontraba efectuando una maniobra de aproximación a la costa venezolana con el objetivo de cargar sus depósitos en el momento de la intervención.
La presión ejercida por Washington ha tenido ya consecuencias tangibles en la economía venezolana. Desde la primera intercepción de petroleros, las exportaciones de crudo del país han caído drásticamente. Aunque muchos de los barcos que recogen petróleo venezolano operan bajo sanciones, otros, como los que transportan crudo procedente de Irán o Rusia, todavía esquivan las restricciones. Empresas como la estadounidense Chevron pueden seguir operando con permisos específicos y utilizan barcos autorizados para mover el petróleo. Sin embargo, el bloqueo estadounidense amenaza con alterar el equilibrio global del mercado: China, el principal comprador de crudo venezolano —con un volumen que ronda los 600.000 barriles diarios—, mantiene todavía a millones de barriles a la espera de ser descargados frente a su costa. Si el embargo se alarga, el impacto podría ser global.
La flota en la sombra
Desde que en 2019 Estados Unidos impuso sanciones energéticas a Venezuela, el comercio de crudo del país se ha ido adaptando a través de lo que se ha conocido como la “flota en la sombra”, un conjunto de petroleros que operan al margen de la trazabilidad convencional, disfrazando su origen o destino para esquivar las sanciones y transportar petróleo iraní, ruso o venezolano. Esta red ha estado en el punto de mira de las autoridades estadounidenses, que podrían extender medidas punitivas en los próximos meses. Según datos recogidos por TankerTrackers.com, actualmente existen más de 70 barcos de esta flota operando en aguas venezolanas, de los que 38 no están sancionados por el Departamento del Tesoro estadounidense. Al menos 15 de estos petroleros se encuentran cargados de crudo y combustible, lo que sugiere que podrían convertirse en los próximos objetivos de un bloqueo cada vez más firme por parte de la administración estadounidense.