Eduard Gargallo es uno de los máximos especialistas catalanes en Zimbabue. Es doctor en Historia Contemporánea y director del posgrado en Sociedades Africanas del Centre d'Estudis Africans (CEA). Hizo una tesis sobre la agricultura en Zimbabue a finales de siglo XIX y principios de siglo XX, y pasó una temporada residiendo en este país. Responde a algunas preguntas de El Nacional tras la dimisión de Robert Mugabe.
¿Cómo es Robert Mugabe?
Es un personaje complejo. Es una persona obsesionada por el poder, ya desde el principio de su carrera, desde que estaba en las guerrillas anticoloniales.
Mugabe se hizo famoso por sus peculiares relaciones con los blancos.
Aquí lo que se ha destacado más es la relación de Mugabe con los blancos del país. Primero se le alabó porque impulsó una política de reconciliación entre comunidades, y a partir del 2000 se le criticó porque llevó a cabo una política de ocupación de las granjas de los blancos, de expulsión de la comunidad blanca... Pero la represión no empezó con la ocupación de las granjas de los blancos; la represión viene incluso de la época de las guerrillas contra el régimen rodesiano. A principios de los años 1980, cuando Mugabe llegó al poder, se dedicó a reprimir al principal partido de la oposición, el ZAPU, que tenía su apoyo básico entre la población ndebele. Hubo muchos millares de muertos. Y más tarde Mugabe ha practicado la represión contra cualquier grupo político o social que pusiera en peligro la continuidad de su gobierno.
¿Por qué aparecen resistencias a Mugabe ahora, cuando lleva 37 años en el poder?
Es una cosa biológica, prácticamente como pasó con el franquismo. Mugabe parece que no se tenga que morir nunca, pero ya tiene más de 90 años. Y estaba claro que no podía durar muchos años más: se podía morir o podía quedar inválido. En los círculos de poder, desde hace algún tiempo, se planteaba el tema de la sucesión y habían aparecido diferentes candidatos a suceder a Mugabe dentro de su propio partido, el ZANU-PF. Hasta hace cuatro años los candidatos más potentes a la sucesión eran la vicepresidenta del partido, Joice Mujuru, hija de un jefe guerrillero, y el otro vicepresidente, Emmerson Mnangagwa. Pero en los últimos años ha crecido la influencia de la segunda mujer de Mugabe, Grace Mugabe. Y su círculo de poder ha ido apartando a los candidatos anteriores. El marido de Joice Mujuru murió en un accidente sospechoso, y ella misma fue expulsada del partido y del gobierno, acusada de conspirar contra el presidente. Ahora, uno de los desencadenantes de la revuelta es que se había expulsado de los círculos de poder a Emmerson Mnangagwa. Se cree que todas estas medidas están inspiradas por Grace Mugabe. Y eso ha cansado a la vieja guardia del Partido, del Estado y del Ejército, integrada básicamente por los viejos exguerrilleros que son el eje central del poder. El grupo de antiguos guerrilleros del ZANU se oponen a los forty's, cuadros más jóvenes que son protegidos por Grace Mugabe.
Así pues, se trataba básicamente de una revuelta interna dentro del partido en el poder...
Parece que los militares querían restaurar el poder de Emmerson Mnangagwa y, sobre todo, apartar a Grace Mugabe y a su sector de la sucesión. Básicamente es un conflicto interno de lucha por el poder dentro del ZANU-PF en vista de que la era de Mugabe se está acabando. Porque el ZANU tiene una larga historia de luchas fratricidas: los conflictos vienen ya de la época de guerrillas, cuando hubo muchas purgas, muertes sin aclarar y duras luchas por el poder.
¿Así pues, no se trata de una revuelta democratizadora?
Dudo de que los promotores del golpe quieran dar opciones a la oposición democrática. Emmerson Mnangagwa era considerado un exponente del sector duro del partido. Eso ni de lejos parece una revuelta para una posible democratización. Ahora bien, hay que ver cómo evolucionan los acontecimientos.
¿Qué papel juega en todo eso Sudáfrica?
Sudáfrica, la potencia regional de la zona, ha intentado mediar porque tenía miedo a una desestabilización del país, pero parece ser que hasta ahora no ha habido enfrentamientos armados. Sudáfrica ha mantenido una buena relación con el régimen de Mugabe, pero, sobre todo, lo que le interesa es evitar la inestabilidad en la zona.