Más de dos meses después de las elecciones norteamericanas, por fin llega el día tan esperado por Donald Trump. El día que aterriza en Washington de manera oficial. Este viernes, el magnate dejará de ser presidente electo, para serlo con pelos y señales y entrará en la Casa Blanca como nuevo líder el país. Trump, sin embargo, no sólo ha esperado este día durante estos dos últimos meses.

Probablemente hace años que le rondaba la idea de ser presidente por la cabeza, peo muchos sitúan el día clave de la decisión, aquella cena de corresponsales donde Barack Obama ridiculizó el entonces magnate y presentador Donald Trump, después de que éste hubiera puesto en duda que el presidente hubiera nacido realmente en Estados Unidos. Varios analistas y periodistas han asegurado que aquel día decidió presentarse y coger las llaves de la Casa Blanca de las manos de Obama. Finalmente, y contra todo pronóstico, lo ha conseguido.

Seguramente será el día más esperado por Trump y el menos por Obama, que hubiera deseado hacer esta ceremonia con Hillary Clinton. Pero no será así. Este viernes por la mañana, al mediodía hora catalana, Trump y su mujer, Melania, tomarán un té con el presidente saliente y su mujer, Michelle. Justo después, los cuatro irán en caravana hasta el Capitolio, donde se hará la ceremonia oficial. Allí habrá miembros del Congreso, políticos y partidarios del republicano. También habrá Bill e Hillary Clinton, quien perdió las elecciones contra Trump, así como los expresidentes George Bush hijo y Jimmy Carter.

También protestas

El día, sin embargo, puede no ser tan ideal. La figura polémica que representa Donald Trump tampoco se librará de cierto alboroto hoy, y se esperan numerosas protestas cerca del Capitolio. Decenas de manifestantes se desplazarán a Washinton en lo que se espera que sea una de las tomas de procesión más conflictivas de la historia, parecida a las del segundo mandato de George Bush hijo en 2005 o de Richard Nixon en 1973. También una cincuentena de congresistas demócratas han rehusado públicamente la invitación en señal de protesta.

Ya cuando ganó las elecciones, el pasado 8 de noviembre, varios ciudadanos salieron a la calle para protestar contra lo que consideraban un presidente ilegítimo, y criticaban que ciertos comportamientos racistas, sexistas y homofóbicos. Las protestas más numerosas se registraron en ciudades como Nueva York, California, Filadelfia, Chicago o el mismo Washington.

Este viernes se espera que a la inauguración acudan unas 900.000 personas, de las cuales los organizandores de la protesta dicen que 100.000 serán manifestantes en contra del presidente. Eso sí, la afluencia en la ceremonia será muy inferior a la que hubo en la de Obama, que reunió a cerca de dos millones de personas, pero muy por encima de la de George Bush, que se quedó con 300.000 en 2001.

A causa de la gran afluencia de gente, la capital de los Estados Unidos estará más que fortificada. Cerca de 28.000 uniformados y varias barricadas intentarán garantizar la seguridad y evitar cualquier posible ataque terrorista como el de Niza o Berlín, que fueron perpetrados con camiones. Cerca de seis kilómetros cuadrados estarán cerrados al tráfico y bloqueados con fuertes barricadas.

El mundo, dividido y a la expectativa

Si la sociedad americana está dividida entre partidarios y detractores de Trump, también así es como está el mundo. Políticos, empresarios y actores internacionales están divididos y a la expectativa de ver qué papel jugará el nuevo presidente de Estados Unidos y de sí finalmente, cumplirá todas las promesas que hizo durante la campaña. Los 100 días de gracia lo dirán.

Los que podrían salir peor parados de la presidencia Trump, serían México, a quien quiere hacer pagar un muro para no dejar entrar inmigrantes y quiere imponer aranceles comerciales; Cuba, donde podría quedar parado el deshielo iniciado por Obama; o China, con quien ha escalado el conflicto de las disputadas Islas del Mar de la China Meridional después de uno de los hombres de Trump comparara la acción de Pekín al mar del sur con la invasión rusa en Crimea.

Pero no son los únicos. La gran potencia que representa Estados Unidos, pone en tensión gran parte del mundo. También en Europa, y más, después de que la semana pasada el presidente entrante culpara a Angela Merkel y su política de asilo de la salida del Reino Unido de la UE y valorara el Brexit como muy buena decisión. Los reproches han hecho aumentar el miedo y la precaución con la que el viejo continente mira a su compañero y aliado norteamericano, mientras que países como Rusia o Israel tienen puesta media sonrisa en él.