"No veremos al coronavirus por aquí", decía Kayleigh McEnany (foto) a finales de febrero. Desde hace pocos días, McEnany es la nueva secretaría de Prensa de la Casa Blanca. Con poco más de 30 años, ya es una alumna aplicada del trumpismo. Se le ha visto a menudo en mítines de Donald Trump, participa en debates políticos en televisión por cable, tuitea teorías conspirativas, ataca ferozmente a los medios de comunicación y no sólo niega el cambio climático: hasta hace poco también era negacionista de la pandemia.

McEnany sustituye a Stephanie Grisham, la tercera responsable de prensa del gobierno Trump, que en los nueve meses en el cargo nunca ha convocado una conferencia con los periodistas que diariamente trabajan en el 1600 de Pennsylvania Avenue, la dirección de la casa del presidente de los Estados Unidos. Grisham también ejercía de directora de Comunicaciones de la administración Trump y deja ambos cargos para volver al Ala Este como jefe de gabinete de la primera dama, Melania Trump.

Desde que Trump alcanzó la Casa Blanca, ha nombrado cuatro secretarios de Prensa: Sean Spicer (duró 182 días); Sarah Huckabee Sanders (1 año y 340 días); Stephanie Grisham (281 días); y Kayleigh McEnany (casi dos semanas).

En cuanto a directores de Comunicaciones, cuenta siete. Los siete magníficos: Sean Spicer (45 días); Mike Dubke (88 días); Sean Spicer (en funciones, 49 días); Anthony Scaramucci (10 días); Hope Hicks (225 días); Bill Shine (246 días); y Stephanie Grisham (281 días). Hoy por hoy, no hay relevo para Grisham en este puesto.

Quizás no haga falta.

Trump nunca ha necesitado a un director de comunicación. Él es su jefe de comunicación. La crisis del coronavirus ha confirmado lo que tantos sospechaban: Trump es feliz pasando horas en la sala de prensa de la Casa Blanca, haciendo de secretario de Prensa y zurrando a los periodistas que no comulgan con su ideario.

Katie Rogers y Maggie Haberman, periodistas de The New York Times, dicen que "el presidente ha acabado considerando los daily briefings, a los que asiste con miembros de su grupo para combatir el coronavirus, como una cosa muy parecida a su cuenta de Twitter: un altavoz sin filtros para hacer llegar su propia versión de la realidad, una forma de ganar batallas con periodistas que cuestionan su relato de los hechos".

La nueva secretaría de Premsa de Trump, que estos días celebra 32 años, es doctora en Derecho por la Universidad de Harvard. Ha sido comentarista en la CNN o en Fox News, portavoz nacional del Partido Republicano y de la campaña para la reelección de Trump. Mark Meadows, el nuevo jefe de Gabinete de la Casa Blanca, la ha fichado porque representa perfectamente su papel dentro de la Trump Communication Machine.

Negacionismo vírico

Desde que McEnany negó la pandemia en el programa Fox Business de Trish Regan (sí, la Trish Regan que afirmó que los demócratas utilizaban el Covid-19 como excusa para atacar al presidente), decenas de miles de estadounidenses han sido infectados y han muerto por el covid-19.

McEnany es una fiel seguidora del triple negacionismo: vírico, que relativiza el impacto del coronavirus; medioambiental, que niega el cambio climático; y el birtherism, la teoría de la conspiración que afirma que Barack Obama no era ciudadano de los Estados Unidos porque había nacido en Kenia y no en Hawai.

El birtherism es considerado por muchos analistas como el "pecado original de Trump", aquella piedra con que fundamentó su carrera definitiva hacia la Casa Blanca, y que se convirtió en un movimiento aglutinador de los ultraconservadores contra Obama y los demócratas. La campaña, amplificada por la Fox News de Roger Ailes, provocó que el entonces presidente tuviera que publicar su certificado de nacimiento para desvanecer cualquier duda.

McEnany —no se podía saber—, se apuntó a la ola en debates televisivos y tuits: "Como conocí a tu hermano: no importa, he olvidado que todavía vive en aquella cabaña de Kenia", decía en agosto de 2012.

En verano de 2017, la nueva secretaría de Prensa, de un perfil televisivo al estilo Fox, también fue la cara visible de Real News, un canal informativo de Trump para combatir las fake news de los medios que podría competir con cualquier formato de propaganda política clásica.

Está preparada para combatir la prensa que acusa a Donald Trump de negligente por la gestión de la crisis sanitaria. Podemos olvidarnos de los briefings diarios en la sala de prensa. El papel de McEnany los próximos meses estará más en la televisión y en los canales sociales, al servicio de la reelección de Trump.

Joe Biden, candidato demócrata a las próximas elecciones presidenciales, lidera con ocho puntos las encuestas por delante de Trump. La artillería trumpista está preparada por una larga campaña hasta noviembre, con Trump haciendo de director de orquesta de su maquinaria comunicativa.

Miquel Pellicer es el editor de Trumpland Media