Los contagios de coronavirus en China se ha disparado y están llegando a un nivel de crecimiento récord desde el inicio de la pandemia, según informa el diario económico alemán Handelsblatt. Mientras en la mayoría de países se han relajado las medidas de prevención ya hace meses, Pekín "parece a estas alturas una ciudad fantasma" y en todo el país hay millones de personas confinadas. La Comisión Nacional de Salud china ha informado este jueves que se han producido 31.444 contagios más, y 4 muertos, si bien hay que tener en cuenta que las autoridades chinas siempre dan cifras muy bajas. El número de casos habría aumentado especialmente en las metrópolis de Pekín, Guangzhou y Chongqing. En la capital, la situación se ha deteriorado hace muy poco pero eso ya ha provocado que la mayoría de escuelas hayan pasado a la enseñanza telemática, y las tiendas y los restaurantes hayan cerrado.

Covid Xina Google
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Aunque la capital china, de 22 millones de habitantes, es menos relevante económicamente que Shanghái, están confinados los centros del poder, siguiendo la política china de cero covid y se efectúan confinamientos sistemáticos. El hecho de que por ahora Shanghái, la gran capital económica, no esté afectada hace que el impacto en la distribución de suministros al resto del mundo no sea relevante, pero han empezado las especulaciones sobre qué puede pasar en el futuro. Actualmente solo una de las 40 plantas que Volkswagen tiene en China está parada.

A raiz de la situación, el miércoles estallaron enfrentamientos violentos en la planta de la empresa taiwanesa Foxconn de Zhengzhou, donde se hace el iPhone. Un brote importante en esta planta, que es la mayor del mundo que trabaja para iPhone, provocó que los trabajadores de origen emigrante huyeran en masa. En las redes sociales circularon decenas de vídeos que mostraban como los trabajadores cruzaban carreteras y campos a pie para volver a casa, porque no existe transporte a causa del confinamiento de la ciudad.

Según informó The Wall Street Journal, centenares de miles de trabajadores de esta fábrica, fueron sometidos a un sistema de "circuito cerrado" por el que solo podían ir del dormitorio a las líneas de producción, por la covid. Se trata de un sistema de control que buscaba evitar extender los contagios al exterior y al mismo tiempo mantener la producción, y podía implicar la permanencia de los trabajadores en las instalaciones durante largos periodos, pero con un coste social evidente.