Todavía no sabemos —ni sabemos cuándo lo sabremos— quién ha ganado las elecciones presidenciales norteamericanas este martes, pero lo que todo el mundo sí que parece saber es quién es el culpable del resultado que no le gusta: las encuestas, los medios informativos, los juegos sucios electorales son considerados ahora justificaciones para realidades poco afables.

Tanto demócratas como republicanos han quedado muy descontentos con los resultados. Los demócratas porque esperaban una victoria fulminante de su candidato presidencial, Joe Biden, que no solo tendría que alejar a Donald Trump de la Casa Blanca, sino que lo deje humillado, a él y a los seguidores que tanto lo han defendido hasta el último momento.

Donald Trump EFEDonald Trump valora los resultados / EFE

Los republicanos y una victoria de Trump

Con respecto a los republicanos, que todavía se cogen a la pequeña posibilidad de que Trump acabe ganando, los responsables que Trump no haya quedado mucho bien no son solo los medios informativos que lo han perseguido durante cuatro años, sino también las encuestas que desanimaron tanto a los seguidores de Trump que ni siquiera fueron a votar porque les parecía inútil.

A pesar de los actos electorales multitudinarios de Trump, todos sabían perfectamente que sus perspectivas no eran muy buenas, así que ha sido toda una sorpresa que los resultados de los dos candidatos fueran muy parecidos.

Para Trump, la primera buena noticia llegó de Florida, un estado clave en la gran mayoría de las elecciones y que los seguidores de Biden creían que votaría por el candidato demócrata. Tanta fue la sorpresa, que muchos medios han esperado mucho tiempo para reconocer la victoria de Trump.

El entusiasmo de los republicanos y la preocupación de los demócratas ha ido creciendo a medida que Trump tenía buenos resultados en otros estados clave, como Georgia o Pensilvania, pero la situación ha ido cambiando a medida que pasaban las horas, porque las ventajas de Trump iban disminuyendo y Biden seguía mejorando.

Joe BidenJoe Biden, durante su intervención horas después de cerrarse los colegios electorales / EFE

Con unos resultados tan igualados, cuesta imaginar que ninguno de los candidatos acepte una derrota, así que es muy probable que no sean los votantes, sino los tribunales, los que determinen quién será el próximo presidente. Entre que en muchos lugares es probable que vuelvan a contar los votos, y también porque hay votos por correo que todavía no se han contado, en el mejor de los casos habría resultados al acabar la semana, pero si la decisión llega a los tribunales, podría alargarse hasta mediados de diciembre.

La elección del Senado

Tanto o más importante para la estabilidad del próximo gobierno es la elección del Senado, donde los republicanos han tenido hasta ahora una pequeña mayoría: de los 100 senadores, 53 eran republicanos y 45 demócratas. Este miércoles por la mañana habían ganado 47 de cada partido, hecho que abría la posibilidad de una mayoría demócrata a las dos cámaras y un gobierno totalmente demócrata en caso de que Biden se convierta en presidente. En general, a los norteamericanos no les gustan los gobiernos monocolores y hay que pensar que pronto una de las cámaras podría cambiar de mano... o el presidente perdería las próximas elecciones.

En el caso improbable que Trump acabe ganando, tendría las manos atadas con las dos cámaras en manos demócratas, de manera que su segundo mandato sería solo una continuación de las obstrucciones demócratas contra él y casi una parálisis de gobierno.