La era Trump ya ha empezado a afectar a los refugiados, según informa el diario New York Times. El presidente Trump dictó el viernes una orden cerrando las fronteras de los Estados Unidos a los refugiados durante 120 días, y ésta se puso en vigor de inmediato. Los refugiados que en aquellos momentos estaban volando hacia Norte-américa ya no fueron autorizados a entrar en el país y fueron detenidos en sus aeropuertos de destino. No se sabe cuántos detenidos hay en total. La aerolínea holandesa KLM ya ha impedido que algunos viajeros procedentes de países musulmanes se embarcaran en vuelos con destino a Estados Unidos.

Canadá y Escocia se ofrecen a acoger

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se ha ofrecido para acoger a los refugiados que el presidente de EE.UU, Donald Trump, no piensa acoger en su país. Trudeau ha presentado a su país en un tuit, como un destino tolerante con todas las religiones.

En los mismos términos se ha expresado la primer ministra escocesa, Nicola Sturgeon, que ha dado la bienvenida a los refugiados también a Escocia.

Contraofensiva legal

Los abogados de algunos de estos refugiados ya han depositado una petición de hábeas corpus y han pedido a la justicia que actúe contra unas disposiciones que consideran ilegales, porque los detenidos tienen visados y autorizaciones de entrada legales. Algunos de ellos, incluso, habían colaborado con el ejército norteamericano en la guerra del Iraq y se les había concedido el estatus de refugiado como premio, pero también como medida de prevención para evitarles represalias de grupos armados contrarios a los Estados Unidos.

Bloqueo a la inmigración musulmana

El decreto de Trump, por otra parte, impide la entrada al país, por un periodo indefinido, de todos los refugiados sirios. Además, afecta a los simples inmigrantes. Bloquea la entrada por las fronteras norteamericanas, durante un periodo de 90 días, de todas las personas procedentes de nueve países musulmanes: Sudán, Irán, Iraq, Libia, Somalia, Siria y Yemen. La nueva disposición establece una discriminación por motivos religiosos que también es muy polémica: da prioridad, para entrar a Estados Unidos, a los cristianos y a los miembros de otras confesiones minoritarias procedentes de los países árabes, por delante de los musulmanes. Hay varias organizaciones de defensa de los derechos humanos que ya han anunciado que iniciarán acciones legales contra este decreto.