SpaceX, la empresa aeroespacial del excéntrico y siempre polémico magnate Elon Musk, ha conseguido lanzar con éxito su gigantesco cohete Starship. A la décima va la vencida y, tras diversos intentos fallidos, la Starship ha completado por fin su misión este martes en un evento seguido en directo por dos millones de personas a través de Internet, en una emisión mediante los satélites Starlink de Musk. El cohete ha despegado a las 18:30 hora local —la 1:30 h en Catalunya—, desde la ciudad de Starbase, en el sur de Texas (Estados Unidos), donde reside la sede de SpaceX. Tras ser aplazado en dos ocasiones por problemas técnicos y por climatología adversa, finalmente la Starship ha despegado sin problemas: 45 minutos después ha iniciado el descenso y, tras una hora y seis minutos, ha amerizado en el océano Índico.

Los tres últimos intentos fueron fallidos y acabaron con la pérdida de la nave. De hecho, la investigación del fallo del noveno vuelo el pasado 27 de mayo determinó que se produjeron fugas de combustible que afectaron al control de la estabilidad de la nave, lo que acabó propiciando su explosión. En consecuencia, SpaceX ha hecho modificaciones para retirar un número significativo de losetas del vehículo y así probar los límites de sus áreas vulnerables durante su reentrada en la atmósfera de la Tierra. La nave tiene dos partes diferenciadas: el propulsor Super Heavy, de unos 70 metros y una treintena de motores; y la Starship, de unos 50 metros y seis motores.

El objetivo es que ambas partes despeguen y vuelvan sanas y salvas, de manera que el cohete sea reutilizable para más misiones. La meta y obsesión de Elon Musk en mente de llegar primero a la Luna y luego a Marte, y la previsión —o deseo— del magnate es poder enviar misiones tripuladas en 2029. Así, esta vez la Super Heavy se ha desensamblado con éxito de la Starship y ha caído de manera controlada siete minutos después del lanzamiento en aguas del Golfo de México, tal y como se esperaba. Queda por determinar el estado en el que se encuentra la pieza. En esta misión, SpaceX también ha conseguido otros dos objetivos: simular el despliegue de satélites, con aparatos falsos, a través de un portón lateral de la nave, y reencender un motor durante el vuelo. La dirección de la empresa aeroespacial lo ha destacado como un gran hito.