La Cámara de Representantes de los Estados Unidos ha expulsado este viernes al polémico congresista republicano George Santos, que había mentido sobre su vida para construir su figura política. Tras dos votaciones fallidas, gran parte de los representantes republicanos se ha unido a los demócratas para poder sumar los dos tercios necesarios para echarlo, y finalmente, lo han conseguido en el tercer intento con 311 votos a favor, 114 en contra y 2 abstenciones. Así, Santos se ha convertido en el sexto miembro del Congreso expulsado en los 230 años de historia de esta cámara.

El caso de Santos, sin embargo, es excepcional, porque las anteriores expulsiones más recientes, en 1981 y 2002, se habían hecho a legisladores condenados por delitos de corrupción. Santos todavía no ha sido condenado por ningún delito, pero le han imputado 23 cargos que incluyen fraude, blanqueo de capitales, robo de fondos públicos, conspiración, falso testimonio, falsedad documental y suplantación de identidad, entre otros. Por otra parte, un informe del Comité de Ética del Congreso, en manos de los republicanos, lo acusó de cometer violaciones éticas, incluyendo el fraude a sus donantes de campaña y el enriquecimiento ilícito con estos fondos. En concreto, se habría embolsado más de 200.000 dólares, con los cuales hizo compras en tiendas de lujo como Hermès o Ferragamo, suscripciones en la página de adultos Only Fans, gastos en hoteles, casinos y centros de estética.

Otros episodios incluyen el cobro de cerca de 25.000 dólares de los fondos de desempleo de forma fraudulenta y la apropiación de los donativos de una campaña benéfica para salvar el perro de un militar veterano sin hogar. Los 3.000 dólares recaudados nunca llegaron al soldado, y el perro acabó muriendo en el 2017.

Las mentiras de Santos, determinantes en su expulsión

Aparte del fraude y la malversación, lo que ha situado a Santos en el centro de la polémica y ha impulsado su expulsión han sido las recurrentes mentiras sobre su vida, una estrategia que utilizó para construirse una figura idílica con el sueño americano de base, pero que pronto cayó por su propio peso. El republicano afirmaba que era judío y sus abuelos habían huido del holocausto o que su madre había sido una superviviente del atentado del 11-S en Nueva York.

En el ámbito profesional, también había mentido en el currículum, asegurando que a pesar de ser hijo de inmigrantes brasileños, gracias al esfuerzo había conseguido estudiar en la New York University y luego trabajar en Wall Street. La investigación de los medios estadounidenses desmintió todas estas afirmaciones, que el mismo Santos acabó admitiendo como falsas. Ni es judío, ni se graduó en la universidad, y su madre murió de cáncer.

Este viernes, Santos ha abandonado la cámara baja antes de que se anunciara el resultado final de la votación que lo expulsaría, pero cuando ya se había hecho evidente que este sería el desenlace de su breve paso para|por el Congreso. Así, ha dado la mano a algunos de sus aliados y se ha marchado, tan solo un año después de haberse convertido en congresista en las pasadas elecciones de medio mandato (las midterm). Ahora queda libre su asiento, en representación del distrito neoyorquino de Long Island i Queens y se tendrán que convocar elecciones especiales con el fin de sustituirlo.