Algunos miembros del antiguo gabinete del presidente Joe Biden empezaron a dudar, durante el último año de su mandato, de que pudiera ser fiable en situaciones de emergencia a las dos de la madrugada, según revela un nuevo libro de los periodistas Jake Tapper, de la CNN, y Alex Thompson, de Axios. Varios secretarios explicaron a los autores que el círculo de confianza de Biden se redujo mucho durante el 2023 y el 2024, hasta el punto de que ni siquiera algunos miembros de su propio gabinete tenían acceso directo. “El contacto con él disminuyó mucho en el 2024. Ya no interactuaba mucho”, dijo un secretario, que relataba cómo, en lugar de informarlo directamente, tenía que pasar los informes a asesores de la Casa Blanca, que eran los encargados de transmitirlos después al presidente.

Este secretario se preguntaba si esta forma de trabajar servía para controlar la información que recibía Biden y condicionar sus decisiones. “Sí, técnicamente él tomaba las decisiones, pero, si su entorno las influía tanto, ¿realmente eran suyas? ¿Lo dirigían hacia una dirección concreta?”, se cuestionaba.

Biden: señales de deterioro físico y cognitivo

El libro, titulado Original Sin: President Biden’s Decline, Its Cover-Up, and His Disastrous Choice to Run Again, se publicará el 20 de mayo. La obra documenta cómo Biden, su entorno más próximo y su familia continuaron adelante con la candidatura a la reelección en el 2024 a pesar de las señales evidentes de deterioro físico y cognitivo.

Tapper y Thompson han entrevistado más de 200 fuentes, la mayoría del Partido Demócrata, principalmente después de las elecciones del 2024. Antes, incluso, del debate catastrófico de junio de 2024 —que precipitó su retirada de la carrera electoral tres semanas después—, ya se hacían evidentes síntomas de declive que muchos preferían ignorar o justificar.

¿Silla de ruedas para Biden?

Según el libro, algunos de los asesores más próximos a Biden llegaron a comentar en privado si habría que utilizar una silla de ruedas en caso de que ganara un segundo mandato. También explican que, en un acto de recaudación de fondos en junio del 2024, Biden no reconoció al actor George Clooney. Ante estas afirmaciones, un portavoz de Biden respondió a la CNN que no se ha presentado ninguna prueba que demuestre que el presidente no fuera capaz de hacer su trabajo o que hubiera fallado en cuestiones de seguridad nacional. Al contrario, aseguraba que su presidencia había sido eficaz.

Los autores también recogen declaraciones de varios secretarios que critican cómo los asesores de confianza de Biden lo protegían y limitaban los contactos con él a medida que empeoraba. Algunos, que antes lo veían regularmente, podían pasar meses sin tener ningún encuentro. En las reuniones, había quien observaba que, a veces, Biden “murmuraba y no se expresaba con claridad”.

Un segundo secretario opinaba que Biden no sufría demencia, pero reconocía que “era un hombre mayor”. Según él, el presidente podía rendir bien unas cuatro o seis horas al día, pero después se mostraba más vulnerable. También afirmaba que, si hubiera tenido oportunidad, le habría recomendado no presentarse a la reelección para preservar su herencia política.

Un tercer secretario explicaba que, desde octubre del 2023, el gabinete había estado prácticamente aislado. En una de las pocas reuniones con el presidente, el secretario quedó impactado por su comportamiento: lo encontró “desorientado” y con “la boca abierta, como fuera de lugar”.

Este mismo secretario aseguraba que el personal de Biden intentaba siempre protegerlo, evitándole malas noticias, incluso cuando estas lo concernían directamente. “Su equipo le falló. Si sabían que la situación era grave, ¿por qué nadie le dijo nada?”, concluía.