La noche del 9 de noviembre de 1989 los berlineses del este y el oeste derribaron el muro que había dividido la ciudad durante 28 años. Mientras Berlín conmemora los 30 años de la reunificación, que un año después llevó también a la del país, ahora la partición física de casi tres décadas se traduce en desigualdades entre las dos Alemanias. "Los alemanes del este son juzgados de una manera diferente a los del oeste. No ha habido una reunificación justa y verdadera", apunta a la subdirectora de la oficina de la German Marshall Fund en Bruselas, Corinna Horst. Para Horst, la caída del muro de Berlín marca un punto importante en la historia, pero reconoce que resolver las diferencias entre el este y el oeste es todavía una tarea pendiente.

"A pesar del significado del momento, 30 años después, Alemania tiene que reconocer que hay todavía desigualdad", señala a Horst, para quien la caída del muro de Berlín representó que Alemania estaba "por primera vez en la parte buena de la historia". "Había una revolución pacífica y manifestaciones. Era una cosa natural que las dos Alemanias estuvieran juntas otra vez", observación.

Para la subdirectora de la oficina de la German Marshall Fund en Bruselas, Alemania tiene pendiente abordar las desigualdades con las cuales no acabó la reunificación del país y que, según ella, han llevado la extrema derecha a tener una importante presencia en los estados del este.

"El crecimiento del movimiento populista se explica porque hay alemanes que piensan que perdieron con la reunificación", subraya Horst, que defiende que los alemanes del este tienen "un miedo a aquello desconocido que es muy fuerte". "Tienen la sensación que les han dejado atrás", subraya.

De hecho, la desigualdad marca en la actualidad un muro invisible entre el este y el oeste de Alemania. El este, con menos población que el oeste, tiene una tasa más elevada de paro y los ciudadanos tienen ingresos más bajos. Además, la mayoría de las empresas importantes del país tienen su sede en el oeste.

La integración del este en la Unión Europea

Con el colapso de la URSS, Horst cree que los estados que formaban parte vivieron un procés "de emancipación nacional". Con todo, defiende que su incorporación en la Unión Europea, en algunos casos, fue "demasiado rápida". "Algunos estados necesitan todavía tener una discusión interna sobre qué tipo de sociedad quieren tener", apunta.

Según Horst, Alemania todavía acarrea un legado histórico por el cual el resto de estados europeos la miran con "preocupación". "Angela Merkel ha sido consciente de eso", dice la subdirectora de la oficina de la German Marshall Fund en Bruselas, que subraya que todavía en la actualidad el resto de estados temen "una Alemania demasiado fuerte" que tenga un papel "dominando".

Con respecto a la relación con Rusia, Horst defiende que no se ha tratado el colapso de la URSS "con la dignidad que requiere". "Estamos hablando de un país gigante que colapsó y los dijimos que tenían que ser como nosotros", observación Horst, que defiende que todavía los países del este están "asustados" por la influencia que pueda tener Rusia.

Sobre el rol de Alemania en la Unión Europea, Horst considera positivo que la alemana Ursula von der Leyen sea la próxima presidenta de la Comisión Europea. "Veo oportunidades", concluye.

La Unión Europea elogia la "valentía" de los ciudadanos

En el 30.º aniversario de la caída del muro de Berlín, los líderes de las instituciones europeas han elogiado a los ciudadanos que hicieron posible acabar con la división de la ciudad. "Los que salieron a la calle el otoño de 1989 pusieron en peligro su libertad para conseguir la libertad de todos", asegura Juncker, que remarca la "valentía" de los ciudadanos para "hacer caer muros".

A su vez, el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, remarca que se trata de un hecho que hizo "más fuerte" Europa. "Hoy, más que nunca, tenemos que recordar la juventud de Berlín y tener el mismo coraje para derribar muros y prejuicios", señala.