Una nueva caída del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un acto público vuelve a poner el debate sobre su avanzada edad encima de la mesa pocos meses antes de que arranque la campaña electoral de cara a las elecciones estadounidenses. Biden, de 80 años, tropezó y se cayó al suelo este jueves durante la ceremonia de graduación de los cadetes de la Academia de la Fuerza Aérea en Colorado. Después de dar un discurso y entregar el último diploma a los cadetes, se giró para sentarse, pero aparentemente tropezó con un saco de arena que había en el escenario y cayó sobre sus rodillas, desplomándose hacia un lado. Acto seguido, el presidente, que llevaba una gorra, intentó incorporarse él solo, pero finalmente tuvo que ser ayudado por un oficial y dos miembros del Servicio Secreto de Estados Unidos. Después de incorporarse y señalar el supuesto saco con el cual se tropezó, se quedó de pie durante unos minutos hasta que la ceremonia acabó.

La Casa Blanca justifica la salud de Biden

La portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo más tarde a los periodistas que el mandatario se encuentra "totalmente bien" y que subió al avión presidencial Air Force One, que lo lleva de vuelta a la capital, con "una gran sonrisa". El médico de Biden, en los exámenes rutinarios que difunde periódicamente la Casa Blanca, afirma que está bien de salud, así como cognitivamente. "Sigue siendo un hombre saludable y vigoroso, de 80 años, apto para cumplir con éxito los deberes de la presidencia", apuntó el doctor a Kevin O'Connor en el último informe del presidente.

Las caídas de Biden

No es la primera vez que Biden, que se presenta a la reelección en los comicios de 2024, cae en un acto público. En marzo de 2021, solo unos meses después de aterrizar en la Casa Blanca, tropezó hasta en tres ocasiones, incluso, cayó subiendo las escaleras del avión presidencial, el Air Force One.

Otra de las caídas aparatosas se produjo el verano pasado, cuando Biden cayó al suelo durante un paseo en bicicleta cerca de la playa en el estado de Delaware, donde estaba pasando el fin de semana con su esposa, Jill Biden. El mandatario perdió el equilibrio cuando frenó para saludar a varios vecinos, pero miembros del Servicio Secreto lo ayudaron rápidamente a ponerse de pie.