Tres hombres heridos, envueltos con bolsas de plástico traslúcidas llegaron en el Hospital Clínico Regional de Arjangelsk. Si bien es cierto que el estado de los pacientes hacía sospechar que se trataba de una cosa grave, nadie les advirtió que lo que tenían delante eran víctimas de un accidente nuclear. De hecho, lo único que sabían es que había habido una explosión en un sitio militar próximo aquel mediodía. Así lo explica el The Moscow Times este domingo. "Nadie, ni los directores del hospital, ni los funcionarios del Ministerio de Salud, ni los oficiales regionales ni el gobernador, notificaron al personal que los pacientes tenían radiación", ha explicado uno de los cirujanos al diario ruso. "Los trabajadores del hospital tenían sus sospechas, pero nadie les dijo que se protegieran".

Todo, pasó el día 8 de agosto, cuando una explosión en una instalación militar de pruebas de reactores en Severodvinsk, en el norte de Rusia provocó que cinco científicos y dos militares murieran al instante. Las autoridades de la región donde se encuentra la base, y fuentes del Ministerio de Defensa aseguraron que el incidente no había provocado contaminación radiactiva y que el nivel de radiación era "normal". Dos de los pacientes que fueron atendidos en el hospital no llegaron ni a Moscú. Murieron de camino al aeropuerto.

​El Servicio Federal de Hidrometeorología y Vigilancia Ambiental de Rusia (Rosgidromet) informó esta misma semana de que los niveles de radiación en Severodvinsk habían aumentado considerablemente y por un tiempo corto después de la explosión accidental del motor nuclear de un misil de crucero, detallaba la agencia de noticias rusa TASS. Y este reconocimiento, que llegó el martes, había sido el primero reportado por las autoridades municipales. Ahora bien, a pesar del intento tranquilizador de las autoridades, Rosgidromet registró niveles de radiación gamma (una de las más poderosas y peligrosas) que oscilaban entre 4 y 16 veces por encima de los valores normales, cuando se produjo la explosión, según recoge la misma agencia de noticias. Los niveles volvieron a ser normales 90 minutos después.

Información fragmentada y contradictoria

Y más silencio. Las autoridades rusas mantienen las circunstancias alrededor la explosión rodeadas de misterio. Según recoge el mismo The Moscow Times, las agencias gubernamentales publican información fragmentada y contradictoria. Desde el diario ruso, encuentran similitudes con la reacción y comportamiento posteriores al de Chernóbil, el accidente nuclear que tuvo lugar en Ucrania el año 1986. Tal como recuerda, al principio la reacción oficial fue negar que la radiación hubiera aumentado, después dijeron que el pueblo más próximo, Nyonoksa, sería evacuado. Pero más tarde, aparecieron informaciones diciendo que no se había ordenado la evacuación de civiles. De esta manera, la falta de información ha llevado mucha confusión entre los habitantes del país. Hay que recordar que, se agotaron las existencias de yodo, utilizado para contrarrestar los efectos de la radiación.

Cinco miembros del personal del hospital, incluyendo médicos y jefes de la unidad, han confirmado al mismo diario ruso que agentes del FSB (antiguo KGB) hicieron que sus compañeros firmaran acuerdos de confidencialidad y que uno de los médicos está contaminado. El quirófano donde fueron atendidos estuvo cerrado hasta el día 13 de agosto, según recogen medios locales y se hace eco El Mundo, que según detalla, los servicios de seguridad llegaron al hospital el día siguiente del accidente y requisaron y eliminaron información sobre el incidente que estaba en los registros del hospital.

De esta manera, en el centro se celebró una sesión informativa con los médicos y enfermeras el día 12 de agosto. Aunque muchos se quejaron de que sus preguntas no tuvieron respuesta. En aquel momento, se les ofreció ir a Moscú para hacerse pruebas. Según recoge The Moscow Times, unos 60 sanitarios habrían aceptado la propuesta. Fue entonces que se descubrió que uno de los médicos tenía en el su cuerpo cesio-137, un isótopo radioactivo que se acumula en los músculos durante al menos 30 años y multiplica la posibilidad de tener tumores.

Según detalla el mismo diario ruso, ahora son los especialistas de Moscú que se han trasladado hasta la región para evaluar los daños. El riesgo de exposición para los habitantes depende de la cantidad y de cómo de activo esté el cesio-137. En una entrevista en el rotativo, la experta sobre los efectos de la radiación en el cuerpo de la Universidad de Leicester Yuri Dubrova explicaba que los pacientes que llevaron al hospital seguramente tendrían dosis elevadas de este isótopo. El peligro depende de su exposición, detalla. "Si la dosis no fuera muy elevada, la persona tendría que poder recuperarse completamente en una semana si se le da comida y agua potable", dijo. Sin embargo, también señalaba que la falta de información habría puesto en peligro al médico. "La exposición al cesio-137 es bastante evitable: todo lo que se tiene que hacer es lavar bien al paciente". Y subraya que los médicos fueron vulnerables a la radiación porque "no se les había explicado lo que había pasado".