Los barceloneses, también conocidos como dominguero, camacus o "por favor, sale de aquí, que este campo es propiedad privada", son aquellos pintorescos ciudadanos caracterizados para vivir en Barcelona, la capital de Catalunya, del modernismo, de los carteristas y de los contenedores quemados.

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Sin embargo, a pesar de la tentación o las apariencias desde fuera que nos puedan suscitar a los campesinos y provincianos de acentos graciosos que habitamos más allá de la ronda de Arriba, no se trata de un grupo homogéneo de personas. Hay muchos mitos y estereotipos generalizados sobre ellos que no corresponden a la realidad. Desde la sección veraniega de La Gandula d'ElNacional.cat te traemos unos cuantos ejemplos:

Modernitos

Mucho se ha oído eso que en Barcelona todo son modernos con gafas de pasta, barbas, camisas con estampados que atentan contra la convención de Ginebra y que solo se alimentan de Heüra, kale y quinua. Eso y todo, eso no es exactamente cierto. Este perfil de barcelonés prolifera en zonas como Gracia, el Born, Pueblo Nuevo y otros, y tiene entre unos 16 y 35 años, pero una ciudad tan grande tiene de todo. En Barcelona hay una amplia fauna, que daría para hacer tres temporadas de 'El hombre y la tierra': boomers y abuelos que desayunan callos, uno chato de vino y una copita de coñac al Gótico o a Nou Barris a las 9 de la mañana; adolescentes con patinetes eléctricos afiliados al gremio de carteristas de Ciutat Vella, el más potente del sur de Europa; o señoritos del Eixample o Sarrià-Sant Gervasi enfadados porque con las supermanzanas no pueden meter el BMW en la puerta del dentista. Barcelona es, en definitiva, diversa y plural.

No se les ve más allá de la ronda de Arriba

Es un mito común que nunca se ha visto que un barcelonés con amigos provincianos quede con ellos fuera de la metrópoli, y que somos siempre los campesinos los que tenemos que coger la Renfe o los 'ferrocarriles' para bajar hasta Plaça Catalunya y vernos a la salida bajo el Triángulo. Pero eso es otro mito, no todos los barceloneses tienen picores cuando se alejan demasiado de la contaminación ambiental, y yo he visto casos diversos de barceloneses que han hecho el esfuerzo de comprarse un billete de más de una zona y salir de la capital por ir de turismo en las provincias.

Tienen mucha pasta

También he escuchado bastante que los barceloneses manejan mucha pasta, por eso que tienen que pagar mínimo unos 800 euros en el mes para poder vivir un 'zulo' que hace parecer los que se veían por el País Vasco como un palacete de Pedralbes. Pero eso es otro mito, hay una amplia gama de barceloneses que subsisten con sueldos humildes y que, incluso, les da para salir de vez en cuando a tomar un café, además de pagar el alquiler. ¿El secreto? Del día 15 de mes en adelante solo se come arroz y macarrones. Bien, mirándolo bien, mucha 'amasa' tienen también, pues.

Todos visten de montañeros

Un mito muy extendido por Las comarques™️ es que los barceloneses solo visten de montañeros, con botas y chándales Quechua y un buen palo de caminar a cada mano. Pero no es la última moda a Gracia, en la ciudad visten normal. Lo único que cuando salen a visitar las provincias para el fin de semana, se preparan bien por lo que se puedan encontrar y pasean por la avenida del Blondel de Lleida como si vinieran de hacerse la Pica d'Estats.

No han visto nunca una cabra

Bastante relacionado con el anterior mito, ha muy campesino allí por el Bagés que se piensa que un barcelonés no ha visto nunca una cabra o una vaca y se piensa que la leche viene del Mercadona. Pero eso es mentira, otro mito. Todo buen barcelonés ha hecho una estancia en el campo para abrazar árboles y conectar consigo mismo a la naturaleza; y solo los barceloneses de Hacendado no tienen una furgoneta campo para ir a visitar todo el campo que hay más allá del nudo de la Trinitat. Además, más de uno se ha perdido al subir a Cadaqués o bajar a Salou y ha visto más de un animalillo por las carreteras comarcales hasta volver a encontrar el camino en la AP-7.