En catalán hay muchas palabras o expresiones que utilizamos de manera incorrecta y quizás no sois conscientes de ello del todo. De hecho, en nuestro día a día utilizamos expresiones erróneas que podemos empezar a corregir si tenemos la fuerza de voluntad necesaria para hablar mejor nuestro idioma.

😍Una chica estadounidense que aprende catalán alucina con esta palabra: “No puedo dejar de verlo”

 

No digas más no em diguis

Una de las expresiones erróneas que más escuchamos o utilizamos en catalán es: no em diguis!, que usamos para expresar sorpresa o incredulidad. Esta expresión, aunque muy extendida, proviene de una traducción literal del castellano ¡No me digas! y, por tanto, no forma parte del lenguaje catalán.

Para corregirla, tenemos varias alternativas que son perfectamente naturales y propias del catalán. Por ejemplo, podemos decir:

  • De debò?

  • Què dius ara!

  • No fotis! (si queremos hacerlo de manera más coloquial)

  • No m’ho puc creure!

Todas estas formas transmiten sorpresa, pero respetan la estructura y el espíritu del catalán genuino. Es importante que, cuando notemos que una expresión no nos suena natural o nos recuerda al castellano, nos preguntemos si existe una alternativa mejor. En este caso, como sucede a menudo, hay más de una.

La riqueza del catalán

Este tipo de “traducciones automáticas” son muy habituales, y no debemos culparnos por caer en ellas, pero sí conviene ser conscientes de ello e intentar ir mejorando. El catalán tiene riqueza y expresiones propias que vale la pena preservar. En muchos casos, simplemente se trata de recuperar maneras de hablar que quizá habíamos oído a los abuelos o a gente mayor, y que hemos ido sustituyendo sin darnos cuenta.

Por ejemplo, en lugar de decir no passa res cada vez que queremos restar importancia a algo, también podríamos decir tant és, cap problema o ja està, que son igual de efectivas y más propias. Además, en vez de és clar que sí  (influencia del claro que sí castellano), también podemos decir i tant!, que es una forma muy viva y natural de mostrar acuerdo.

Cuanto más nos fijamos, más descubrimos que el catalán nos ofrece maneras auténticas de expresarnos. El objetivo no es hablar como un libro, sino evitar calcos innecesarios y mejorar poco a poco el uso que hacemos de la lengua. Y sobre todo: disfrutarla. Es por eso que tener referentes que hablen catalán —como pueden ser escritores, comunicadores, abuelos o maestros— nos puede ayudar a interiorizar nuevas maneras de decir las cosas. Poco a poco, estas expresiones pasan a formar parte de nuestro repertorio y dejan de sonar extrañas o demasiado formales.