El primer día de guardería o colegio es un momento importante para un niño y sus padres. Pero en algunos casos, sobre todo cuando los niños son más pequeños o bebés, puede producir una cierta tristeza tanto en padres como hijos que viven este periodo con una cierta ansiedad por la separación. Se calcula que más del 50% de las madres cuyos hijos pequeños comienzan el cole, lo viven con un cierto sentimiento de estrés.

Normalidad

Los expertos consideran completamente normal que tanto padres como hijos, especialmente si es la primera vez, tengan dificultades para hacer la transición de la casa a la guardería o el colegio, porque se vive como una cierta pérdida de control sobre el niño. Pero es importante asumir que son síntomas pasajeros que pasan al cabo de los días y que sólo hace falta un periodo de adaptación.

Sobre los padres

La mejor forma de afrontarlo para los padres es, en primer lugar, analizar cuál es la causa de la ansiedad. ¿Falta de seguridad? ¿Miedo a que el niño sufra? Todos estos síntomas se pueden paliar, por ejemplo, pidiendo una reunión con el centro educativo, visitándolo con el niño o haciendo un periodo de adaptación tranquilo y por etapas.

En algunos casos el primer día se dedica a una convivencia en la que los padres pueden estar con los hijos en clase para después ir aumentando el número de horas en las que el niño se puede quedar en clase. Además, otro punto importante es asumir que el crecimiento de un niño es un camino en el que poco a poco hay que ir soltando el control y que es bueno para su educación que se vayan enfrentando a situaciones que les puedan resultar frustrantes para saber lidiarlas cuando aparezcan de forma más importante a lo largo de la vida.

Madre e hija / Unsplash
Madre e hija / Unsplash

Sobre los hijos

En el caso de los niños, un buen consejo es comenzar a establecer las rutinas que les acompañarán durante el resto del curso. Por ejemplo, por las mañanas, ayudar al niño a vestirse y motivarle para que lo haga él solo, preparar la mochila, desayunar en familia y hacerle ver los aspectos positivos de ir a clase. Todo lo que se pueda anticipar, también les ayuda. Se les puede contar lo que van a hacer al llegar, con qué personas y niños se van a encontrar, cuál será la hora de la comida, el menú del comedor y a qué hora se le va a recoger. Todo esto les permitirá disminuir su ansiedad a medida que crea una rutina.

A la hora de recogerles, los padres pueden preguntarles acerca de cómo se sienten, hablando sobre ello y no restando importancia a lo que están experimentando, aunque explicándoles cómo pueden ser sentimientos normales y sin causarles más ansiedad, porque los niños tienden a alimentarse del estrés de sus padres. Si un padre se muestra nervioso puede agravar la situación, sobre todo si el niño tiene rabietas a la hora de entrar al centro escolar. Cuando esto sucede, no hay que darle demasiada importancia ni alargar la despedida, porque suelen desaparecer cuando comienza la clase y los padres se van.