Seguramente los cristales de casa sean una de las partes que más pereza le da a todo el mundo limpiar. Desde dentro, muchos quedan disimulados todo el día con las cortinas, y por fuera, pues en fin, podemos hacer como que no vemos el polvo acumulado, especialmente tras una lluvia de esas que arrastra mucha porquería.

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Pero llega un momento en que no queda otra: toca limpiar el cristal de las ventanas por dentro y por fuera. Puede que no sea fácil. ¡Pero lo lograremos!

Los días de lluvia no son tan malos para limpiar el cristal

Los cristales se manchan por dentro y por fuera. Por dentro, el polvo es un problema menor, y normalmente son las manchas de dedos las que más ensucian el cristal. Por fuera, el polvo es lo que se acumula de forma inmisericorde, y las lluvias solo lo empeoran: incluso las lluvias “limpias” crean barro al mezclarse con el polvo, y si son de las que arrastran polvo y otras partículas del entorno, entonces va a ser complicado ver a través de esas ventanas.

Sin embargo, los días de lluvia, o más bien la resaca del día lluvioso, es un momento óptimo para la limpieza de los cristales, por un motivo que no te esperas, pero enseguida entenderás: porque son ideales para el secado lento.

Y es que una de las cosas que hacemos mal al limpiar los cristales de la lluvia, manchas de polvo, etc. es buscar un secado rápido, porque, al secarse rápidamente, se ven mucho las marcas del trapo limpiacristales. En cambio, los días de lluvia, en concreto esas horas en que ya ha pasado la lluvia, pero el ambiente sigue gris y cargado, ahí el secado del cristal es lento, y de esta forma no quedan marcas visibles, y el cristal queda perfectamente transparente.

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Los días de lluvia son más prácticos de lo que parece para el trabajo de limpiar el cristal. Imagen: Stokerolga.

Siempre que utilices los productos adecuados para limpiar el cristal, claro.

Con qué productos limpiar el cristal

No te hace falta comprar ningún líquido limpiacristales en el súper. Sigue esta receta de limpiacristales casero: medio vaso (o un vaso, dependiendo de cuánto cristal vayas a tener que limpiar) de vinagre con medio vaso (o un vaso) de agua caliente y unas gotitas de limón para añadir ácido y aroma que mate el del vinagre. Y ya está: esta es la receta mágica. Parece absurdo que sea tan sencillo, pero aplicar con pulverizador tu mezcla casera sobre el interior y el exterior de los cristales acabará con todo resto de impurezas, sean marcas de dedos en el interior, sean lluvia de barro en el exterior.

A la hora de pasar bayetas, muchos suelen utilizar camisetas viejas u otros trapos, lo cual tiene una eficiencia relativa. Nosotros te proponemos que guardes todos los periódicos viejos que puedas, porque además de para poner en el suelo fregado, también son estupendos para secar las ventanas tras limpiarlas. ¡El error es no usarlos!

¿Y en el caso de las ventanas difíciles? Porque, a menudo, el problema es que son de difícil acceso por la forma de apertura, y la altura. Pero, en realidad, esto ya no es un problema tan importante, porque se comercializan muchos dispositivos limpiaventanas eficaces, como los magnéticos. Funcionan como los limpiacristales de los acuarios: son dos piezas forradas con paño suave, en cuyo interior macizo hay unos imanes, que hace que ambas piezas se unan a través del cristal, y con un mismo movimiento se pueda limpiar a ambos lados del vidrio. 

Evita que se acumule el polvo y dé vergüenza enseñar esos cristales. Ten siempre a punto los ingredientes para crear la mezcla casera, espera a que vengan los días lluviosos... y tras la descarga, ¡verás que fácil y qué bien queda al limpiar el cristal!