En Platja d’Aro, en plena Costa Brava, se esconde una de las propiedades más caras de Girona. Pero no lo es solo por su precio, sino también por una decoración estrafalaria que ha dejado a expertos inmobiliarios entre la sorpresa y el desconcierto. “El dinero y el buen gusto no siempre van de la mano”, se puede leer entre las opiniones, que en su mayoría la consideran de mal gusto.
La propiedad, valorada en 15 millones de euros, consta de tres villas independientes. Todas en la zona residencial Mas Nou, un enclave privilegiado que presume de vistas al mar y tranquilidad. En total, más de 9.300 metros cuadrados de terreno y 2.745 metros cuadrados construidos. A primera vista, un sueño. Al entrar, un esperpento decorativo que no deja indiferente a nadie.

Así es la casa más cara de Girona
La Villa Ebita es la joya del conjunto. Fue construida en 2016 y se extiende en 1.483 m² distribuidos en tres plantas. Tiene de todo: dormitorios con baño propio, bodega, bar privado, varias cocinas, gimnasio, sauna, jacuzzi, ascensor y hasta apartamento para el servicio. El exterior es igual de excesivo: una piscina privada gigante rodeada de zonas chill-out, comedores al aire libre y una cocina exterior lista para fiestas interminables.

En contraste, la Villa Anastasia es más clásica. Levantada en 1991, sigue un estilo rústico de calidad, con 689 m² distribuidos en tres plantas. Lo más llamativo no está en sus salones ni en sus acabados, sino en una piscina interior climatizada con vistas al mar. Desde allí se accede directamente al jardín, lo que da una sensación de lujo pensado para la ostentación.

La tercera pieza es la Villa Sunset, más moderna y con diseño contemporáneo. Construida en 2004, ocupa 573 m² en dos plantas, con espacios abiertos y luz natural en cada estancia. Todas sus habitaciones ofrecen vistas panorámicas al Mediterráneo, como si se tratara de un mirador privado suspendido sobre la costa.

Se puede comprar por 15 millones de euros
El jardín compartido es otro de sus puntos fuertes. No es común encontrar un terreno tan llano en esta zona, y eso ha permitido crear un espacio pensado para presumir: dos piscinas, zonas de relax con jacuzzi, terrazas cubiertas y orientación sur para tener sol durante todo el día. Todo está diseñado para mostrar poder adquisitivo, aunque el resultado final roza lo kitsch.
El origen de esta mansión excéntrica parece estar en manos de un propietario de nacionalidad rusa. Nada más se sabe. En cualquier caso, entre quienes la admiran por sus dimensiones y quienes la critican por su exceso barroco, la casa más cara de Girona se ha convertido en un fenómeno viral.