Los periódicos de Barcelona no se anima a tocar a fondo las elecciones generales del 23J y las portadas de estos días parecen el anuncio de algún documental sobre animalillos que migran en masa para aparejarse a los confines del desierto o sobre grandes obras de ingeniería donde trabajan miles de trabajadores guiados por inteligencia artificial y big data. Los diarios de Madrid transmiten otras sensaciones, más parecidas a la excitación hormonada y febril de un tráiler de Fast and Furious o las últimas acrobacias y rutinas de combate de una nueva entrega de Alien vs Predator.
La Vanguardia abre con una profecía ominosa sobre el futuro del empleo: los robots ocuparán un tercio de los puestos de trabajo. El Punt Avui presenta a Joan Laporta como médico, taumaturgo y chamán de un nuevo Barça. El Periódico todavía es más flipante y habla de una misión militar española para proteger el centenar y pico de kilómetros de frontera entre Eslovaquia y el rincón suroeste de Ucrania. El único periódico barcelonés que parece madrileño es el Ara, que recoge las consecuencias del debate Sánchez-Feijóo en estilo semifinal de la Champions, con el candidato pepero pidiendo a los suyos que se concentren porque las eliminatorias son de 180 minutos y aún queda el partido de vuelta, etcétera.
En las portadas madrileñas, en cambio, todo son nervios. A los diarios del Trío de la Bencina se les escapa una risita nerviosa por lo bajo. El Mundo describe a Feijóo como una "estrella" (de cine), con foto de él haciéndose selfis en una calle atestada de seguidores. La política-espectáculo. Da la impresión que no estaban tan seguros con el candidato del PP y este miércoles respiran aliviados. ABC ingenia un cálculo curioso: Sánchez pierde cuatro escaños "en las horas siguientes al debate", como queriendo decir que al candidato socialista se le escapan los votos como el agua de las cataratas del Niágara y que cada hora que pasa la fuga se agrava irremediablemente. Los más astutos, La Razón, que informa de los nervios de Vox viendo que los votantes cambian a Abascal por Feijóo, que lo ha hecho tan bien en la tele de la casa. El País, como el último artefacto socialista de la serie de televisión, mantiene la emoción de la carrera: el debate solo suma al PP dos escaños y todavía no le alcanza para mayoría absoluta con Vox. Qué nervios.
