Tal día como hoy del año 1715, hace 307 años (casi cinco meses después de la ocupación borbónica de Mallorca), Felipe V promulgaba el Decreto de Nueva Planta de la Real Audiencia de Mallorca; que suprimía las instituciones forales que habían sido los organismos de gobierno del reino de Mallorca desde la conquista y repoblación catalana del siglo XIII. La Nueva Planta borbónica redujo el reino de Mallorca (Mallorca, Ibiza, Formentera y Cabrera) a la categoría de simple provincia de Castilla. En cambio, la isla de Menorca quedó bajo soberanía británica, en virtud del Tratado de Utrecht firmado por las cancillerías de Londres y de Madrid (1713).

La Nueva Planta borbónica vació y suplantó el Gran i General Consell; el máximo órgano político-administrativo y de representación del reino de Mallorca; que acabaría definitivamente liquidado el 22 de julio de 1718. El Gran i General Consell, creado por Jaime I en 1249, era un organismo colegiado que hacía la función de Cortes (el parlamento foral), y que reunía la representación de todos los estamentos de la sociedad (12 caballeros —nobleza terrateniente—, 12 ciudadanos —oligarquías urbanas; 8 mercaderes —élites plebeyas; 12 menestrales —artistas y artesanos; y 28 representantes de los pueblos —clases populares—). Estos representantes recibían el nombre de jurados, y su presidente era el jurado en jefe.

El Gran i General Consell había tenido varias funciones: deliberación, elaboración, proposición y aprobación de leyes; gestión de los tributos propios; promoción de la economía; organización de las unidades militares propias; sanidad y beneficencia; pesos y medidas oficiales; obras públicas; cultura, religión y enseñanza. Después de la supresión del Gran i General Consell, estas competencias fueron usurpadas por el poder central; y la Real Audiencia se limitó a aplicar la nueva ley por delegación. La Nueva Planta borbónica significó la aplicación de un solo derecho común castellano para todos los súbditos de la monarquía española.

También, con la Nueva Planta, el régimen borbónico prohibió y persiguió la lengua catalana; y creó y divulgó el relato que el catalán era el sistema lingüístico de las clases rústicas e iletradas.