Tal día como hoy, hace 83 años, moría en Barcelona Francesc Macià i Llussà, 122.º presidente de la Generalitat –el primero de la era republicana– y el líder político que ha suscitado un mayor grado de consenso social en la historia contemporánea de Catalunya. Macià –liderando a Esquerra Republicana– había ganado las elecciones municipales de 1931 –las que impulsaron la proclamación de la República en Barcelona y en las grandes ciudades del país–; habían obtenido 2.782 concejales sobre un total de 3.883, y, también, habían ganado las elecciones al Parlament –las primeras de la era republicana– en Barcelona ciudad y en las cuatro demarcaciones con 56 diputados (66 contando las alianzas) de un total de 85.

Francesc Macià se convertía en historia viva cuando el 14 de abril de 1931, desde el balcón del Palau de la Generalitat proclamaba la República catalana dentro de la Federación de Estados Ibéricos. Una proclama que respondía a la voluntad democrática del pueblo de Catalunya y que definía fielmente la evolución del pensamiento de Macià. Nacido en Vilanova i la Geltrú (Garraf) en una familia de comerciantes de aceite procedentes de Les Borges Blanques (Garrigues), había hecho carrera en el ejército español hasta alcanzar el grado de teniente coronel del arma de ingenieros. Durante este tiempo planteó numerosos proyectos de modernización del ejército que le fueron rechazados sistemáticamente.

Después de los desastres militares españoles de Cuba y Filipinas (1898), Macià entró en una fase de decepción. El punto de inflexión –lo que marca la raya entre la decepción y la oposición– lo marcaron los hechos del Cu-Cut! (el asalto al semanario satírico catalán perpetrado por militares). Macià fue represaliado y abandonaría el ejército español para pasar a la política, a las filas de Solidaritat Catalana –la plataforma catalanista transversal y mayoritaria impulsada a partir de los hechos del Cu-Cut!, y sería diputado en las Cortes de Madrid durante dos décadas. Durante aquella etapa destacó como un firme partidario de la regeneración política necesaria para transportar el Estado español hacia la modernidad.

 

Las políticas erráticas de Alfonso XIII y la catalanofobia del conservadurismo español –teñida de resentimiento nacionalista y de nostalgia imperialista–, pero, lo transportaron hacia el catalanismo republicanista. Las políticas represivas españolas –dictadura de Primo de Rivera (1923-1929)– fortalecieron el federalismo y el independentismo catalán. Y Macià, en este contexto, protagonizó los hechos de Prats de Molló –el intento armado de liberar Catalunya–. Forzado al exilio coordinó los Casals Catalans de América y la causa soberanista. El 1931 Macià ya era una figura política y social de un prestigio y de una dimensión extraordinarios. Y su funeral (1933) se convirtió en la manifestación de reconocimiento mayor a la figura de una persona en la historia de Catalunya.