Tal día como hoy del año 1605, hace 418 años, en el paraje rural de Holbeche House (en el condado de Stafford, entre las ciudades de Birmingham y Manchester), los hombres armados del sheriff del condado de Worcester mataban de un tiro a Robert Catesby, líder de una conspiración que había tramado hacer estallar treinta y dos barriles de pólvora situados en el sótano del edificio del Parlamento inglés. El día escogido para cometer aquella masacre era el 5 de noviembre anterior, coincidiendo con la sesión inaugural que sería presidida por el rey Jaime I de Inglaterra y VI de Escocia. Aquel complot, que sería denominado Conspiración de la Pólvora, fue desarticulado por la policía del rey la víspera del atentado, gracias a una carta anónima enviada al Parlamento por un familiar de los conspiradores.

Tradicionalmente, aquel hecho se había contextualizado en las luchas por el poder entre católicos y anglicanos. El siglo anterior había sido marcado por la alternancia de monarcas y gobiernos anglicanos y católicos. Pero la realidad iba más allá. Un año antes (1604), las cancillerías inglesa e hispánica habían firmado el fin de un conflicto que había durado veinte años (1585-1604) y que había tenido un coste económico considerable para ambas partes. A pesar del nuevo escenario de paz, en el bando hispánico, Juan Velázquez de Velasco —"espía mayor del reino"— había convencido a Francisco Gómez de Sandoval —duque de Lerma y ministro plenipotenciario— que era posible derrotar a Inglaterra sin reabrir el conflicto. El plan consistía en asesinar al rey Jaime y a los miembros del Parlamento.

Tras obtener el visto bueno de Lerma, y muy probablemente del rey Felipe III, Velázquez armó su red de agentes ingleses, formada por integristas católicos (religiosos y laicos) que odiaban profundamente a la monarquía anglicana y a sus apoyos principales (las clases mercantiles urbanas inglesas). Catesby sería el líder —sobre el terreno— de aquella operación, pero cuando fue desarticulada la conspiración, el primer detenido fue Guy Fawkes, que se convertiría en el personaje más célebre de aquella conjura. Tras la detención de Fawkes, Catesby y el resto del grupo escaparían de Londres, pero en su huida no obtendrían ningún apoyo porque, reveladoramente, nadie les creyó cuando decían que su causa era salvar Inglaterra.

Aquel hecho reabrió la crisis política anglohispánica, y el embajador de Madrid en Londres, Juan de Velasco (pariente del "espía mayor del reino"), aunque negó a Fawkes, a Catesby y al resto del grupo de conspiradores, fue expulsado de la corte inglesa.