Tal día como hoy del año 356, hace 1.666 años, el emperador Constancio dictaba una disposición que ordenaba el cierre de todos los templos dedicados al culto imperial del mundo romano. Aquella orden se dictó en un contexto cronológico que se había iniciado con el fin de la persecución de los cristianos (313) y que culminó con la declaración del cristianismo como religión oficial del imperio (380). Aunque aquella medida no se aplicó de forma inmediata por todo el Imperio, se considera esta fecha (356) como la que, salvando algunos intervalos posteriores de poca duración, pondría fin al culto a los emperadores, practicado desde el siglo I a.C., durante el gobierno del emperador Augusto.

El templo de Augusto de Tarraco había sido construido durante el siglo I d.C. (década del 120) sobre la terraza superior de la ciudad, en el mismo lugar donde, actualmente, está la catedral. Según la investigación arqueológica reciente (2007-2010), era un edificio de planta rectangular presidido por ocho columnas (la fachada principal estaba situada a partir de la segunda división de la catedral medieval). Según la misma investigación, los cimientos del edificio habían sido construidos con capas de piedra irregular ligadas con mortero, y las paredes de superficie con capas de opus caementicum, una mezcla de piedra, fragmentos de alfarería, otros materiales y mortero de cal, recubiertas con grandes placas de mármol.

Durante el siglo V, ya está documentada la recuperación del uso del edificio, que fue transformado en una basílica cristiana, y en sede de la archidiócesis Tarraconense, hasta la invasión árabe (714), cuando la ciudad fue abandonada y quedó despoblada durante cuatro siglos. Con la recuperación de Tarragona y la restauración de la sede archidiocesana (1114), los restos del viejo templo de Augusto —el templo de culto imperial mayor de Hispania— fueron convertidas en catedral, un edificio de estilo arquitectónico románico y gótico, que se tardó más de dos siglos en culminar (1331), y que sería el mayor templo medieval cristiano de Catalunya y la sede de la restaurada capital eclesiástica del país.