Tal día como hoy del año 1939, hace 80 años, en el contexto de la Guerra Civil española (1936-1939), el Consejo de Ministros del gobierno de la República celebrado en València decretaba ―a propuesta del ministro de la Guerra, el socialista Juan Negrín― movilizar a la práctica totalidad de la población. Esta medida afectaría, principalmente, a la población de Catalunya y del País Valencià que, en aquellos meses previos a la finalización del conflicto, con la ciudad de Madrid y parte de la actual comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, eran los únicos territorios que quedaban bajo el control de la República.

Aquella medida se decretaba pocas semanas después de la disolución de las Brigadas Internacionales y pocos días antes de la última Leva del Biberón. Según la prensa de la época, la nota que hizo pública el gobierno de la República contenía nueve puntos. Algunos hacían mención de planteamientos estratégicos y logísticos que no ocultaban, sin embargo, la situación desesperada de aquel gabinete de crisis: desplazamiento al frente de guerra de todas las unidades de retaguardia formadas por batallones de obras y fortificaciones, personal auxiliar y personal no especialista, para ser integrados en las unidades de infantería.

Pero otros revelaban que la situación crítica de la República había conducido su gobierno a tomar medidas que iban mucho más allá de la excepcionalidad del momento. A la leva forzosa de los hombres de 17 a 23 años que no estaban movilizados, se sumó la “utilización del personal civil de la zona de guerra hasta los 50 años para trabajos de fortificación”, la “reducción en un 50 por ciento de las excepciones concedidas en industrias de guerra, centros y organismos especialistas” y la “movilización de los funcionarios públicos jubilados, destinándoseles a servicios para los cuales sean aptos”.