Tal día como hoy del año 1939, hace 80 años, en el contexto de los meses inmediatamente posteriores a la ocupación franquista de Catalunya y a la conclusión de la Guerra Civil española (1936-1939), el dictador Franco ordenaba la convocatoria de unas oposiciones restringidas (donde sólo podían concursar excombatientes del bando franquista y los llamados excautivos de la República) para proveer las plazas de nueva creación de Jefatura Provincial del Servicio Nacional del Trigo (de las cuatro provincias catalanas) y jefe de almacen, auxiliar contable y escribiente mecanógrafo en las sedes comarcales de aquel organismo. En las bases de aquella convocatoria se imponía la condición obligatoria de ser caballero mutilado para ocupar las plazas directivas de excombatiente y excautivo para el resto de plazas.

El Servicio Nacional del Trigo era un organismo creado por el bando franquista durante el conflicto civil español (23/08/1937), que tenía la misión de controlar todo el proceso de producción, transformación y comercialización del principal cereal de la cadena alimenticia: la absoluta intervención estatal de toda la cadena, desde la siembra del trigo hasta la comercialización del pan. Y aunque se presentó como un instrumento para combatir el acaparamiento y la especulación del principal artículo alimentario de la sociedad de la época, los hechos demostrarían que, en realidad, el régimen franquista —en aquel paisaje de destrucción y hambre— pretendía tener el control absoluto sobre este producto con un propósito de dominación. Lejos de conseguirlo, el mismo escenario de miseria, estimularía el nacimiento de un mercado negro que abastecería, principalmente, Barcelona.

Los salarios que ofrecía la Jefatura oscilaban entre las 6.000 y las 8.000 pesetas anuales, que multiplicaban entre tres y cuatro veces el salario medio de la época.