Tal día como hoy del año 1900, hace 118 años, Josep Martorell Llorca Pinet, el último gran bandolero valenciano, se entregaba al gobernador civil de Alacant, Felipe García Marchante, en virtud de un pacto negociado entre las dos partes que le garantizaba la libertad y la reinserción social a cambio de abandonar su actividad. El gobernador civil, sin embargo, no cumpliría su palabra, y cuando Pinet entró en el cuartel de la Guardia Civil de Tibi (País Valencià) fue detenido y encarcelado. Posteriormente, Pinet sería juzgado y condenado a cadena perpetua, y pasaría los últimos años de su vida recluido en los penales de Málaga y de Ceuta. Fue excarcelado pocos meses antes de morir (1909) afectado por una grave enfermedad que había contraído durante su reclusión.

La historia de Pinet, sin embargo, no era la de los coetáneos: el Tio Joan de la Marina, el Campaner de Xàbia, el Tona de Pedreguer, el Tomaset de Petrer o el Pansit, hijos de las clases más humildes de aquella sociedad. Había nacido en una familia de clase media en Finestrat (Marina Baixa) el año 1868. Y nada indicaba su destino hasta que el año 1888, mientras cumplía el servicio militar, fue brutalmente agredido por un sargento del ejército español. Pinet se vengaría asesinando a su agresor. Algunas fuentes indican que, acto seguido, intentó suplantar la personalidad del muerto, hasta que fue descubierto. Lo cierto es que a partir del hecho, Pinet viviría oculto, amparado por Andreu Devesa, rector parroquial de la Nucia (Marina Baixa) ―popularmente Rector Poma―, y allí iniciaría su actividad bandolera.

Pinet fue especialmente célebre durante la última década del siglo XIX. Respondía al perfil del bandolero social, que no tan sólo asaltaba o secuestraba a los terratenientes para resarcir a los campesinos arrendatarios, sometidos a pagos de rentas abusivas, sino que también vengaba las humillaciones y los maltratos que los caciques propinaban a las clases humildes. Pinet, que llegaría a dirigir un grupo de roders (bandoleros) formado por veintisiete hombres a caballo, alcanzaría la categoría de héroe popular. Su campo de actuación fue siempre las comarcas del sur del País Valencià. Especialmente odiado por las clases privilegiadas, sería declarado enemigo público por las autoridades gubernativas de Alacant. Se ocultaba en la escarpada sierra de Aitana y nunca fue capturado hasta que se entregó.