Tal día como hoy del año 1813, hace 205 años, moría en París el agrónomo, naturalista, nutricionista e higienista francés Antoine Parmentier; que había sido el gran difusor del cultivo de la patata en el conjunto de Francia y que lo sería también durante el periodo en que el Principat fue incorporado al Imperio francés (1812-1814). La patata, un tubérculo originario de América, había llegado a Europa de la mano del navegante inglés Thomas Hariot (1586). Pero hasta el estallido de la Revolución Francesa (1789) el consumo de la patata estaba limitado al consumo animal a causa de la creencia de que no era apta para el consumo humano.

En Catalunya, como la práctica totalidad del continente europeo, la patata sólo se cultivaba en jardines botánicos, propiedad de las clases privilegiadas, que la exhibían como una planta exótica. Sería a partir de 1812, durante la administración del prefecto Pierre François Augereau, que se introduciría el cultivo masivo de la patata. Parmentier, entonces inspector general del servicio de salud y miembro de la sección de economía rural de la Academie Française, consiguió que se implementaran en Catalunya los programas de reforma agraria que estaban triunfando en el, entonces, resto de Francia.

El cultivo de la patata fue presentado como una alternativa alimenticia a los tubérculos de consumo tradicional, sobre todo del nabo; con el propósito de paliar los episodios de hambre que provocaban tanto las largas sequías como los aguaceros repentinos. Y aunque, en un principio, los productores catalanes la destinaban como un complemento a los forrajes de consumo animal, muy pronto se convertiría en uno de los productos más populares de la dieta de las clases humildes. La popularización del consumo de la cerveza (introducida por los funcionarios franceses) y de la patata sería una de las herencias de aquella etapa política.