Tal día como hoy del año 1644, hace 375 años, llegaba a Barcelona el occitano Pèire de Marca, alto funcionario de la cancillería de París, que el cardenal Mazzarino (ministro plenipotenciario de la monarquía francesa) había enviado a Catalunya con la misión de acabar con las luchas entre catalanes y franceses por el control del aparato político y militar en el Principat. El Dietario de la Generalitat recoge la recepción que al día siguiente le ofrecieron las autoridades del país. Catalunya formaba parte del edificio político francés desde que, poco después del estallido de la Revolución de los Segadores (1640), Luis XIII de Francia, padre y antecesor de Luis XIV, había sido nombrado conde de Barcelona (1641).

Aquellas rivalidades habían deteriorado el buen entendimiento inicial entre las instituciones de Catalunya y la monarquía francesa y comprometían seriamente el éxito de la empresa militar catalanofrancesa contra los ejércitos hispánicos de Felipe IV, que pretendían ocupar el Principat. En aquel contexto, Pèire de Marca llegó a Barcelona, no tan sólo con una misión conciliadora, sino también con instrucciones de liquidar los elementos (catalanes o franceses) más incomodas a los intereses de la cancillería de París. Sólo poner los pies en Barcelona, cesó René Voyer, intendente del ejército catalanofrancés, y a Philippe La Mothe-Houdancourt, virrey francés en Catalunya.

Una vez concluida la primera fase de su misión, pasaría a un segundo nivel: liquidar los elementos destacados del minoritario partido prohispánico. Durante su corta, pero resolutiva, estancia en Catalunya (1644-1652) expulsó a Ramon de Sentmenat i de Lanuza, obispo de Vic y miembro de una familia que estaba ―y que, en un futuro, continuaría estando― implicada en varios escándalos de corrupción. Marca creó en Barcelona una red de espionaje con métodos sorprendentemente modernos que le permitiría, entre otras cosas, desarticular una conspiración prohispánica (1646) liderada por Gispert d'Amat, en aquel momento presidente de la Generalitat, que sería destituido y desterrado.

Pèire de Marca mantuvo una estrecha relación con el ala más radical del partido profrancés catalán, no tan sólo enfrentada con el minoritario y clandestino partido prohispánico o con lo que quedaba del partido republicano del difunto Pau Claris, sino también con diversos altos funcionarios de la administración francesa en Catalunya. Marca privilegió el grupo social y político catalán profrancés, incluso, contra la posición del nuevo virrey francés Michele Mazzarino (hermano de su protector). En las negociaciones del Tratado de los Pirineos (1659), su posición revela que la amputación de los condados norpirenaicos, sólo era el primer paso para incorporar Catalunya a Francia prescindiendo del régimen foral.