Tal día como hoy del año 1914, hace 105 años, se celebraban elecciones generales en el estado español, que en Catalunya ganaría la formación catalanista Lliga Regionalista. Aquella no era la primera vez que el catalanismo político ganaba en Catalunya unos comicios generales. El primer triunfo electoral del catalanismo se había producido del 21 de abril de 1907. En aquellos comicios, Solidaritat Catalana ―una plataforma electoral liderada por la Lliga Regionalista que reunía todos los partidos catalanistas― se había impuesto claramente, y había obtenido 40 de las 44 actas de diputados en Catalunya.

Posteriormente, las fuerzas políticas catalanistas no volverían a concurrir nunca más en una plataforma unitaria. En los comicios posteriores, los de 1910, en Catalunya ganaría la Unió Federal Republicana Nacionalista, formada ―únicamente― por los partidos republicanos y catalanistas de la plataforma Solidaritat Catalana. En las elecciones de 1910, los republicanos obtendrían 11 diputados y la Lliga Regionalista obtendría 10. El resto del voto que había obtenido Solidaritat Catalana en las elecciones de 1907, se repartiría entre varias formaciones catalanistas.

En los comicios de 1914, celebrados en un contexto de tensión internacional que anticipaba la Primera Guerra Mundial (1914-1918), la Lliga Regionalista (liderada por Prat de la Riba y Cambó) obtuvo 13 diputados, mientras que su gran rival electoral ―la Unión Federal Republicana Nacionalista― sería el gran perdedor: se había presentado con la plataforma estatal Conjunción Republicana-Socialista que lideraba Alejandro Lerroux y, a causa de esta alianza, sufriría una fuerte bajada (en Catalunya cuatro diputados y en el conjunto del estado español sólo 11).

Como resultado de aquellos comicios, la Lliga Regionalista ―liderada por Enric Prat de la Riba, Francesc Cambó, Josep Bertran Musitu y Josep Puig y Cadafalch― se convertiría en el partido hegemónico en Catalunya, condición que no perdería hasta las elecciones municipales de 1931 (restauración de la Generalitat y proclamación de la Segunda República). También, aquel triunfo culminaría el proyecto político de la Mancomunitat, que la Lliga Regionalista negociaba con el Gobierno desde 1910 y consolidaría a Enric Prat de la Riba como primera figura política de Catalunya.