Tal día como hoy del año 1242, hace 779 años, las tropas catalanoaragonesas del conde rey Jaime I entraron en la ciudad musulmana de Al-yazira Suqar, capital de una cora (distrito semiindependiente) que abarcaba el valle bajo del río Júcar. Acto seguido, el nombre de la ciudad fue adaptado a una fonética románica y fue oficializado como Algezira, que con el transcurso del tiempo evolucionaría hacia Alzira. Con la conquista de la plaza de Alzira, Jaime I ganaba la práctica totalidad del dominio de un amplio y rico territorio formado por más de cuarenta poblaciones, que abarcaba desde la Albufera (en el norte) hasta el puerto del Biar (en el sur).

Cuando se produjo la toma de Alzira (1242), hacía trece años que se había iniciado la conquista del País Valencià (1229) y cuatro que Jaime I había entrado a Valencia, el cap i casal (1238). La conquista y ocupación del valle bajo del Júcar fue especialmente complicada por la alta densidad de población del territorio y por la fuerte resistencia que presentó aquella población autóctona. Históricamente, el valle del Júcar había sido la frontera entre los reinos taifas de Valencia y de Dénia, pero en el momento en que se produjo la conquista, el territorio de Alzira estaba gobernado por una estirpe oligárquica local.

Aquella población autóctona era el resultado de un fuerte mestizaje entre hispanoromanos, bereberes y árabes. Durante la etapa de dominación islámica (714-1242), aquella sociedad había sido profundamente arabizada e islamizada, y ya no quedaba ningún vestigio cultural ni lingüístico de la época anterior. Alguien ha sostenido que vivían allí pequeñas comunidades de mozárabes, que habrían conservado la religión cristiana y un latín vulgar evolucionado. Sin embargo, en el País Valencià, no hay ningún testimonio que lo pruebe. Y si llegaron a existir, seguro que fueron evacuadas a territorio cristiano por el rey aragonés Alfonso el Batallador, durante la durísima represión religiosa de los imperios almorávide y almohade (siglo XI).

Con la ocupación catalanoaragonesa de Alzira y del valle bajo del Júcar, se produjo la expulsión masiva de la población musulmana, que se exilió al reino de Granada. La ciudad y su territorio fueron repoblados, íntegramente, por vasallos del nuevo dominio. Según los Libros de Reparto, las dos terceras partes de la colonización fueron llevadas a cabo por catalanes —procedentes, principalmente, de la Catalunya Nueva— y, el resto, con aragoneses, languedocianos, provenzales y navarros. En 1609 se produjo una última colonización parcial del territorio, en La Vall de Gallinera, con mallorquines.