Tal día como hoy del año 1934, hace 85 años, en el contexto de las semanas inmediatamente posteriores a los Hechos del Seis de Octubre, llegaba a Barcelona el cardenal Pacelli, futuro pontífice Pío XII. Pacelli volvía al Vaticano después del Congreso Eucarístico Internacional celebrado, semanas antes, en Buenos Aires. Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 02/11/1934), el transatlántico Conte Grande ―de bandera italiana― hizo una escala técnica en Barcelona que fue aprovechada para mantener una serie de entrevistas y visitas extraoficiales entre el futuro pontífice y las autoridades de la Generalitat y del Ayuntamiento de Barcelona impuestas por el gobierno de la República.

Según la misma prensa, el cardenal Pacelli se entrevistó con el general Batet (máxima autoridad militar en Catalunya), el coronel Jiménez Arenas ("presidente accidental de la Generalidad"), el capitán Ibáñez (jefe superior de la policía española en Barcelona), el cardenal Vidal y Barraquer (arzobispo de Tarragona), el obispo Irurita (de Barcelona), Carreras Pons (delegado del gobierno de la República en Catalunya), el capitán Ferrer (máximo responsable de las prisiones de Catalunya, donde, después del Seis de Octubre, había tres mil presos políticos catalanes recluidos) y los generales de Miguel, Pozas, Santiago y Verdugo, que formaban parte del aparato represor del gobierno de la República.

En cambio, no tuvo ningún gesto con el legítimo gobierno de Catalunya (recluido en el barco-prisión Uruguay, atracado en el puerto de Barcelona), ni con los tres mil presos políticos catalanes. Ni siquiera con sus abogados o con sus familias. Ni tampoco con las setenta y cuatro víctimas mortales o con los doscientos cincuenta y dos heridos el Seis de Octubre. Pacelli, que años más tarde como pontífice revelaría que su ideario personal era muy próximo a los movimientos fascistas, tuvo intercambios de impresiones con personajes que un año y pico más tarde tendrían una destacada participación en el intento de golpe de estado del 19 de julio de 1936, que desembocaría en la Guerra Civil española (1936-1939)

Se da la circunstancia de que Pacelli, que antes de ser nombrado pontífice ya tenía un papel muy destacado en la cancillería vaticana, estaría detrás de la Carta de los obispos españoles a los obispos del mundo entero, que bendecía el golpe de estado de julio de 1936, y que justificaba la Guerra Civil española (1936-1939). Y que cuando fue nombrado pontífice (1939) mantuvo una actitud permisiva con los regímenes franquista español, fascista italiano y nazi alemán. Durante su pontificado se crearon unos canales de fuga para los nazis perseguidos por los aliados por sus crímenes contra la humanidad (denominados Ratlines), que fueron dirigidos por sus colaboradores Maglione, Tisserant y Weber.