Tal día como hoy del año 1712, hace 309 años, el rey Felipe V -primer Borbón hispánico- firmaba unas instrucciones secretas, dirigidas a sus "corregidores" (gobernadores) de las zonas ocupadas de Catalunya, instándolos a introducir la lengua castellana entre la sociedad catalana. En este punto es importante destacar que la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715) todavía no había concluido, y que sus ejércitos no habían completado la ocupación de Catalunya. También es importante destacar que, en aquel momento, el castellano era una lengua totalmente desconocida por la inmensa mayoría de la sociedad catalana.

Aquella medida era una continuación de las políticas de persecución contra la lengua y la cultura catalanas iniciadas por el régimen borbónico francés. En 1700, Luis XIV de Francia, había dictado un decreto de prohibición del uso público del catalán en los condados del Rosellón y de la Cerdanya. En aquel decreto de interdicción, el Borbón francés había proclamado que: "el uso del catalán repugna, y es contrario al honor de la nación francesa". También en aquel momento, el francés era una lengua totalmente desconocida por la inmensa mayoría de la sociedad norcatalana; y aquel edicto provocó situaciones tragicómicas en las salas del Palacio de Justicia de Perpinyà.

También aquella medida venía precedida de la terrible represión cultural y lingüística en el País Valencià, desplegada por el régimen borbónico español después de la ocupación militar de 1707. En aquella ocasión, los cabecillas del régimen, no sólo habían perseguido y prohibido el uso público del valenciano, sino que se habían entregado a la destrucción de todos los símbolos con el propósito de que los valencianos perdieran la memoria de cuando habían sido una nación libre. Las instrucciones secretas de Felipe V para Catalunya decían: "Pondrá el mayor cuidado al introducir la lengua castellana, en cuyo fin darà las providencias más templadas y disimuladas para que se consiga el efecto, sin que se note el cuydado"

Doscientos ochenta y nueve años más tarde (2001), el rey Juan Carlos I de España, descendiente directo de Luis XIV y de Felipe V, proclamó: "Nunca fue la nuestra, lengua de imposición (...) a nadie se le obligó nunca a hablar en castellano: fueron los pueblos más diversos quienes la hicieron suya".