Tal día como hoy del año 1930, hace 91 años, en San Sebastián (País Vasco), los representantes de los partidos republicanos en la clandestinidad firmaban el Pacto de San Sebastián, que planteaba un retorno a la "normalidad constitucional" y el derribo de la monarquía del rey Alfonso XIII. En aquel pacto no quiso participar al PSOE, que había formado parte de varios gobiernos del régimen dictatorial del general Primo de Rivera. En cambio, sí que participaron algunos de sus líderes a título particular. Durante el periodo 1923-1931, España estuvo gobernada por un régimen dictatorial inspirado en el modelo italiano: el binomio Alfonso XIII-Primo de Rivera se miraba al espejo en el tándem Victor Manuel II-Mussolini.

Pero a principios de la década de los 30, tanto el rey como el dictador españoles estaban fuertemente desacreditados. Incluso entre las filas monárquicas. El régimen dictatorial de Primo de Rivera había fracasado en todos los frentes: no tan sólo no había acabado con las lacras del pistolerismo, del caciquismo, y de la corrupción política y fiscal, sino que había involucrado a España en una guerra colonial en el África que había costado miles de vidas. El jurista Ángel Ossorio y Gallardo, uno de los monárquicos más influyentes de la época y que, posteriormente, defendería al presidente Companys en el juicio por los Fets d'Octubre de 1934, llegó a proclamar que no era posible el retorno a la "normalidad constitucional" con la conservación del régimen monárquico.

Los representantes catalanes en aquella reunión fueron: Manuel Carrasco i Formiguera (Acció Catalana); Macià Mallol i Bosch (Acció Republicana de Catalunya) y Jaume Aiguader i Miró (Estat Català, el partido independentista creado por Francesc Macià en 1922, y primer alcalde republicano de Barcelona en 1931). Y su éxito fue convencer a los representantes españoles de que el derribo de la monarquía no sería posible sin la implicación de Catalunya. Por este motivo los partidos republicanos y los monárquicos independientes pactaron la restauración de un régimen de libertades políticas, en la forma de una república, y "la redacción de una Constitución para Catalunya, sometida a referéndum popular y a aprobación de las Cortes republicanas".

Tan sólo nueve meses después los partidos republicanos ganaban ampliamente las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 (el último intento de Alfonso XIII para salvar su corona). En Catalunya, los partidos republicanos y catalanistas ganaron en todas las grandes ciudades y cabezas de partido judicial del país. Y el 14 de abril de 1931 (cuando se oficializaron los resultados de aquellos comicios), Francesc Macià (Estat Català-ERC) accedía al balcón del Palau de la Generalitat (entonces Palau de la Diputación) y proclamaba la República Catalana dentro de la Federación de Repúblicas Ibéricas. Aquella proclama se anticiparía a la proclamación de la II República española -en Madrid- y a la salida hacia Francia del rey Alfonso XIII, que se producirían horas después.