Tal día como hoy del año 1831, hace 186 años, moría en Buenos Aires (Argentina) Domènec Matheu i Xicola, el catalán que fue uno de los prohombres de la República Argentina. Nacido el año 1765 en Mataró (Maresme) en una familia de comerciantes acomodados dedicados a la exportación en las colonias americanas, con 28 años –después de varios viajes– se establecía definitivamente en Buenos Aires y creaba –con su hermano Miquel– su propio negocio de importación de productos catalanes, sobre todo textiles y alcoholes, que con el tiempo se convertiría en uno de los más potentes y prestigiosos de la ciudad y del virreinato de La Plata.

Domènec Matheu vio reforzada su posición social durante los asedios británicos a Buenos Aires los años 1806 y 1807. La marina española, destrozada por la armada británica en la batalla de Trafalgar (1805), era incapaz de controlar las costas del inmenso imperio hispánico. Y la defensa quedaba en manos de los criollos. En aquel contexto los británicos se apoderaron de varios puertos estratégicos que utilizaban para ganar penetración comercial en la América hispánica. En el intento británico de ganar Buenos Aires, Matheu organizó una compañía de voluntarios catalanes radicados en Buenos Aires –denominados minyons– que fue decisiva en la defensa de la colonia.

Pero allí donde tuvo un papel más relevante fue en el proceso independentista argentino. Con Joan Larreu –Balaguer (Noguera), 1782– al frente de la Compañía de Minyons, lideraron la victoria de los independentistas sobre las tropas del virrey Liniers –Revolución de Mayo de 1810. Matheu y Larreu pasarían a formar parte de la primera Junta Patriótica –el equivalente al primer gobierno independiente– en calidad de vocales, el equivalente a ministros del gobierno. Poco después (1811) Matheu sería el segundo presidente de la Junta –el equivalente a presidente de la República–; y finalmente ocuparía el cargo de director de la fábrica nacional de armas y de uniformes militares.

Su fortuna patrimonial era tan elevada y su prestigio personal era tan reconocido que pudo financiar la campaña militar de liberación de las provincias interiores, que se incorporarían a Buenos Aires para crear la República Argentina; y también contribuyó decisivamente a la financiación de las campañas independentistas de la República de Uruguay –financiando a los Minyons de Montevideo– y de la República de Bolivia. En Buenos Aires tiene el nombre de una calle y en Rosario el nombre de un distrito dedicado a su memoria. En cambio, en la capital del Maresme no hay ninguna calle que recuerde la existencia de un hijo de la villa que fue padre de la patria argentina.

Buenos Aires, 1810