Tal día como hoy del año 1391, hace 626 años, el Consejo de València (el gobierno municipal) publicaba un bando prohibiendo el juego de pelota en la ciudad. A finales de la centuria de 1300, la pelota valenciana era una práctica lúdica muy generalizada entre todas las clases sociales de la ciudad de València. Los consejeros pretextaron que el propósito de aquella medida era rebajar las tensiones sociales que, desde poco antes, se habían despertado en las calles de València. Según los consejeros, en aquellos partidos se proferían, de forma sistemática y generalizada, blasfemias y amenazas.

El bando que publicó el Consejo Municipal de València decía: “Car per occasió del joch deius escrit se seguien diverses blasfemies en offensa de nostre senyor Déu e dels sants, e diverses injúries de paraula e fet a les gents anants e stants per los carrers e places de la ciutat, ha novellament establit e vedat que alcuna persona privada o estranya, de qualsevol estament condició o ley, sia d'edat de X anys a ensus, no gos ne presumesca jugar dins los murs de la dita ciutat a joch de pilota arruladiça, sots pena de XX morabatins d'or per cascuna vegada que contrafara”.

Según las mismas fuentes, aquella prohibición tuvo un efecto totalmente inesperado: provocó fuertes protestas que alimentaron las tensiones y las rivalidades. Estas fuentes revelan que, durante aquella prohibición, no se llegó nunca a desterrar la pelota de las calles de València. Pero, en cambio, pasaría que los partidos de pelota (que, generalmente, se celebraban en las calles) se empezarían a jugar en espacios cerrados (en patios de vecinos o de grandes casales urbanos), lejos del control de las autoridades municipales y que serían el precedente más remoto de los actuales trinquetes.