Tal día como hoy del año 1802, hace 215 años, el general hispánico Joan Miquel Vives i Feliu tomaba posesión de la isla de Menorca en nombre del rey Carlos IV de España. Había pasado casi un siglo desde que el 19 de noviembre de 1708, en el contexto de la guerra de Sucesión hispánica, el ejército británico –aliado del candidato Carlos de Habsburgo– había ocupado la isla. Posteriormente, con la firma del Tratado de Utrecht (1713) que quería poner fin al conflicto, el primer Borbón hispánico obsequió Menorca y Gibraltar a los británicos a cambio de su retirada. Con breves intervalos de ocupación francesa y española, Menorca fue una posesión británica durante 94 años.

Cuando Vives i Feliu –capitán general de Mallorca– puso los pies en Menorca se encontró un paisaje sociológico radicalmente diferente de la isla vecina. La dominación británica había transportado Menorca a la modernidad. Maó y Ciutadella eran dos puertos activos que mantenían rutas comerciales con los principales puertos del Mediterráneo y del Atlántico del norte. Sus ricas y cultas élites estaban formadas por un mosaico de funcionarios y comerciantes de orígenes diversos (menorquines, británicos, genoveses, provenzales, catalanes y griegos). El catalán era lengua cooficial con el inglés, y la Iglesia –aunque el culto católico era respetado– había perdido influencia y poder sobre la sociedad.

El cambio de soberanía fue el resultado del Tratado de Amiens (1802) que ponía fin al conflicto entre la Francia de Napoleón y Gran Bretaña. En aquel conflicto –todavía pasarían seis años hasta que Bonaparte desplazara a los Borbones del trono de Madrid–, el reino español intervino al lado de los franceses, que habían obtenido una ligera ventaja en los campos de batalla. En virtud de aquel tratado, Madrid aceptaba la conquista británica de Trinidad de 1797 (isla caribeña que formaba parte del imperio español y que actualmente es el estado de Trinidad y Tobago). Y, a cambio, Londres renunciaba a su soberanía sobre la isla de Menorca.

Canvi de cromos entre britanics i hispanics. Gravat del port de Maó durant la dominació britànica.

Grabado del puerto de Maó / Blog "Quina la fem"

Con la nueva dominación hispánica, la lengua catalana perdió su condición de cooficialidad. Las nuevas autoridades hispánicas depuraron la administración y declararon proscrito el catalán –como ya lo era en el Principat, en el País Valencià y en Mallorca desde hacía un siglo. Y, naturalmente, también proscribieron el inglés. La jerarquía eclesiástica hispánica nombró a un nuevo obispo –el castellano Pedro Antonio Juano– que empleó todas sus energías para extirpar el catalán de la Iglesia y de la sociedad. Menorca entró en un periodo de decadencia social, cultural y económica, del cual no se recuperaría hasta pasado un siglo largo del cambio de cromos.