Tal día como hoy del año 1704, hace 315 años, las tropas de la alianza internacional antiborbónica desembarcaban y conquistaban el peñón de Gibraltar. Aquellas tropas habían llegado a las costas situadas delante del peñón el día antes (3 de agosto de 1704) a bordo de un grupo naval comandado por el capitán inglés George Rooke. La operación militar de conquista del peñón fue dirigida por el mariscal alemán Georg von Hessen-Darmstadt, que había sido virrey hispánico en Catalunya (1698-1701) nombrado por el último Habsburgo y destituido por el primer Borbón. Hesse había sido el virrey hispánico más apreciado en Catalunya ―se había comprometido muchas veces a la defensa de las instituciones y de las constituciones catalanas― y era conocido con el nombre de "Príncep Jordi".

Una de las compañías que formaban al ejército aliado era la Infantería de Marina formada, exclusivamente, por combatientes del Principat, del País Valencià y de las Illes Balears, y comandada por el capitán valenciano Joan Baptista Basset (Alboraia, 1654 – Prisión de Segovia, 1728). Aquella compañía, formada por unos 400 efectivos, estaba distinguida con una bandera cuatribarrada y sería la primera bandera austriacista que se plantaría en el peñón. La gente de Basset desembarcó en una pequeña cala situada en la parte oriental del peñón, destruyeron las escasas defensas españolas de aquella zona, y abrieron el camino al ejército aliado. Después de cinco horas de combates, Gibraltar era austriacista. Desde entonces, aquella cala se llama Catalan Bay (Bahía Catalana).

La participación de catalanes, valencianos y mallorquines en aquella operación militar delata que el partido austriacista ―aunque de forma clandestina― contaba con un amplísimo apoyo entre la sociedad de estos países. Sólo unos meses después (20 de junio de 1705) Catalunya firmaba el Tratado de Génova (la adhesión formal a la coalición internacional austriacista). Y un año después de la conquista de Gibraltar, Basset (17 de agosto de 1705) desembarcaba en Altea (País Valencià) y recibía la adhesión de las clases populares, mercantiles y de la baja nobleza valencianas. A finales de septiembre, València ciudad abría las puertas a los maulets de Basset, y Lleida a los miquelets de Desvalls. Y el 9 de octubre Carlos de Habsburgo entraba en Barcelona.