Tal día como hoy del año 1819, hace 200 años, moría en Barcelona el aristócrata Rafael d'Amat i de Cortada, barón de Maldà y de Maldanell, y cronista oficioso de la capital catalana y del Principat durante los últimos años de la centuria de 1700 y los primeros de 1800. Amat, durante cincuenta años (1769-1819), escribió un diario personal en catalán, que él nombró Calaix de Sastre, que es la mejor obra descriptiva de la sociedad catalana de la época. La etapa histórica de este diario cubre acontecimientos tan importantes como el inicio de la libertad de comercio con América (1778), los efectos de la Revolución Francesa en Catalunya (a partir de 1789), la anexión francesa del Principat (1812-1814) o la reimplantación del absolutismo borbónico y de la Inquisición (a partir de 1814).

El barón de Maldà fue, también, uno de los personajes más controvertidos de su época. A pesar de la tradicional ideología borbónica de su familia, que se remontaba a la época de su abuelo Josep Amat i de Planella (nombrado marqués de Castellbell por el primer Borbón hispánico), el barón de Maldà sería la figura más paradigmática de una aristocracia local (aupada por el régimen borbónico) que, en el transcurso del tiempo, adquiriría una postura muy crítica con las políticas represivas de Madrid. El barón de Maldà no se identificó nunca con el régimen foral anterior a la Guerra de Sucesión (1705-1715), pero sí que formaría parte de un grupo muy activo, surgido de las élites locales de Barcelona, que reivindicaría a Carlos III la recuperación de ciertas parcelas de autogobierno.

Muere el barón|varón de Maldà. El castellano se la lengua de los impuestos y la aristocracia catalana no se tendría que someter. Fotografía de los 61 volúmenes de Cajón de Sastre. Fuente Ámbito de Investigaciones|Búsquedas del Berguedà

Fotografía de los 61 volúmenes de 'Calaix de Sastre' / Fuente: Àmbit de Recerques del Berguedà

El barón de Maldà vivió el recrudecimiento de las políticas borbónicas de represión a la lengua y a la cultura catalanas iniciadas por Felipe V (1717). Durante el reinado de Carlos III (1759-1788) se decretó que toda la educación escolar se haría "únicamente en lengua castellana" (1768), y que “todos mercaderes y comerciantes mayoristas y al menudeo traigan los libros de contabilidad en castellano” (1770); medidas que, por razones obvias, afectaban especialmente a las clases mercantiles y aristocráticas. En aquel contexto pronunciaría una frase que resumía el sentir de aquellos estamentos sociales de ideología borbónica pero muy críticos con las políticas de Madrid, y proclamaría: "El castellano es la lengua de los impuestos, y la aristocracia catalana no se tiene que someter a ellos".