Tal día como hoy del año 1283, hace 738 años, se libraba la batalla de Malta —delante del puerto de La Valeta—, que enfrentó los grupos navales de la corona catalanoaragonesa, comandado por el almirante Roger de Llúria, y de la corona francesa, comandado por los almirantes Guillem Cornut y Bartomeu Bonvi. La clamorosa derrota de las armas navales francesas precipitó la conquista catalana de las islas de Malta, Gozzo y Lipari. Hasta aquel momento, estas islas habían sido dominadas por la monarquía angevina de Nápoles (aliada de la corona francesa).

Aquella batalla se produjo en el contexto del conflicto entre la corona catalanoaragonesa, por un lado, y la corona francesa, la monarquía angevina de Nápoles y el Pontificado, por el otro lado, para dirimir el liderazgo militar y comercial en el Mediterráneo occidental. Tan sólo un año antes (marzo-abril, 1282), los almogávares catalanes habían desembarcado en Trapani (Sicilia), habían derrotado a las tropas de Carlos de Anjou y habían restaurado a la legítima dinastía siciliana en la persona de Constanza de Hohenstaufen (esposa del conde-rey Pedro II de Barcelona y III de Aragón).

Las fuentes documentales revelan que en la batalla de Malta —como en la de Sicilia— las tropas del conde-rey Pedro estaban formadas, casi exclusivamente, por almogávares catalanes. En el caso de la posterior campaña de Malta, la operación militar catalana contó con el concurso de varias compañías de ballesteros sicilianos, que tuvieron un papel destacado en la labor de incendio de las naves enemigas. Después de aquella batalla, Malta pasaría a formar parte del edificio político catalanoaragonés durante dos siglos y medio, hasta que el año 1530 el rey hispánico Carlos de Gante la entregó a los caballeros hospitalarios.