Tal día como hoy del año 1918, hace 107 años, Carlos de Habsburgo, archiduque independiente de Austria y rey de Hungría, firmaba la rendición del Imperio austrohúngaro ante el Reino de Italia. Austrohúngaros e italianos habían sido dos de los principales contendientes de la I Guerra Mundial (1914-1918), y esta rendición avanzaba el fin definitivo del conflicto, que se produciría tan solo una semana después (11 de noviembre de 1918), cuando los imperios alemán y otomano hicieron lo mismo ante Francia, Gran Bretaña y Rusia. En aquel conflicto se habían enfrentado dos bloques: el de los Aliados —formado por Francia, Gran Bretaña, Rusia, Italia, Estados Unidos, Serbia y Rumanía— y el de las potencias centrales —integradas por los imperios austrohúngaro, alemán y otomano, y con la colaboración de Bulgaria.
Las grandes batallas entre austrohúngaros e italianos se produjeron en los Alpes Julianos, una cordillera que discurre por la actual región italiana del Friul y las eslovenas del Karst, Gorica y Alta Carniola. Antes y durante la guerra, estos territorios formaban parte del Imperio austrohúngaro. Pero, durante el conflicto, el Reino de Italia los ocupó porque la ambición de su gobierno —presidido por el conservador Antonio Salandra— era incorporar todos los territorios que durante la época romana (siglos II a. C. a V d. C.) habían formado parte de la región de Italia e incorporar las numerosas comunidades locales de lengua y cultura veneciana que vivían allí desde la primera expansión de la Serenísima República (siglo X).
Durante tres años (1915-1918), austrohúngaros e italianos combatieron en este territorio, en condiciones muy difíciles, sin avances significativos y con grandes pérdidas humanas. El ejército italiano, comandado por el general Luigi Cadorna y con el regimiento de élite Cacciatori delle Alpi ('Cazadores de los Alpes') en punta de ataque, sufrió miles de bajas que no justificaban el escaso avance territorial. Después de la derrota de Kobarid/Caporetto, Salandra sustituyó a un desprestigiado Cadorna por el general Armando Diaz, que solo pudo consolidar el frente. Finalmente, una gran crisis económica y social que afectó al Imperio austrohúngaro al final de la guerra y a centenares de kilómetros del frente, resolvería aquella incógnita: precipitaría la rendición y el fin de la estirpe imperial Habsburgo, soberanos de Austria desde 1358.
En la Conferencia de Paz de Versalles (1919), Austria-Hungría cedería a Italia la mitad sur del condado del Tirol (el Trentino y el Tirol del Sur) y la mitad occidental del ducado de Carniola (Friul y Trieste y la península de Istria). El Trentino y Trieste eran de cultura latina (lengua veneciana), el Tirol del Sur era de cultura germánica (lengua tirolesa) y el Friul y la península de Istria eran de cultura eslava (lengua eslovena) con importantes comunidades de hablantes de veneciano, que eran mayoritarios en el valle del río Isonzo (Udine, Aquileia, Grado) y en la costa occidental de Istria (Pula, Rovigno, Parenzo, Capodistria). A partir del momento en que el Reino de Italia asumió el control de estas zonas, se impuso la italianización de sus sociedades.