Tal día como hoy del año 1936, hace 87 años, el golpe de estado militar que había estallado el día anterior (17 de julio de 1936) en las guarniciones del ejército español en el Protectorado del Rif (tercio norte del actual estado de Marruecos); se propagaba por varias capitales de provincia del territorio peninsular de la República. Según las fuentes documentales, aquel golpe de estado se impuso en las capitales de provincia de Canarias, Galicia, León, Castilla la Vieja y Navarra. El golpe de estado también se impuso en Oviedo, Zaragoza, Vitoria-Gasteiz, Palma, Sevilla y Granada. En todas estas capitales provinciales, durante aquella jornada se produjeron centenares de detenciones y asesinatos de personas de ideología republicana y de izquierdas.

En cambio, en Asturias (excepto Oviedo), Cantabria y el País Vasco (excepto Vitoria-Gasteiz); en Catalunya, el País Valencià y la mitad sur peninsular, el golpe de estado no se impuso. Ya sea porque los capitanes generales de dichas regiones militares no se sumaron inicialmente a él y el ejército no salió a la calle, ya sea porque las fuerzas leales a la República neutralizaron —prácticamente sin disparar ni un tiro— el intento golpista. Este último fue el caso de Madrid, donde los mandos de las guarniciones de Principe Pio y Carabanchel fueron detenidos y encarcelados cuando salían de sus cuarteles y se dirigían a ocupar las infraestructuras estratégicas de la ciudad. En definitiva, aquel golpe de estado fracasó en más del 50% del territorio y de la población.

En Catalunya, los primeros movimientos golpistas no se producirían hasta el día siguiente (19 de julio de 1936). En esta fecha, los mandos de los cuarteles del Bruc, Drassanes y Sant Andreu, en Barcelona, salieron a la calle; pero fueron enérgicamente combatidos por las fuerzas leales a la Generalitat (Mossos d'Esquadra, Guardia de Asalto y Guardia Civil) y por los milicianos organizados de la CNT-FAI, Estat Català, el CADCI, la Unió de Rabassaires, el POUM y la UGT. Durante los días 19 y 20 de julio de 1936, Barcelona quedó sumida en un estado de guerra urbana, que se saldaría con la victoria republicana. La capital catalana fue la única ciudad del territorio republicano donde los golpistas (militares y ultraderechistas) fueron derrotados con las armas.