Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, el Senado de la República francesa votaba a favor de la propuesta del gobierno Daladier, que consistía en la movilización voluntaria de todos los hombres del exilio republicano considerados útiles para el combate. Tan solo dos días antes (01/09/1939), el ejército alemán, a pesar de las serias advertencias de la comunidad internacional, había iniciado la invasión de Polonia; hecho que sería considerado un casus belli que marcaría el inicio de la II Guerra Mundial (1939-1945). Al día siguiente los gobiernos británico y francés declararían la guerra en Alemania.

En aquel momento, el exilio republicano —formado, en gran medida, por catalanes y catalanas (el 60% del total)—, estaba recluido en los campos de concentración que, desde principios de año (enero y febrero de 1939); el gobierno francés había habilitado en el Rosellón y en el Languedoc. Para estimular el alistamiento en el ejército francés, el presidente del gobierno Edouard Daladier (del centrista Partido Republicano Radical); proclamó a los exiliados que aquella iniciativa no era una cuestión de ideologías, sino de salvar Francia y el mundo libre de la amenaza del totalitarismo que representaba el régimen nazi alemán.

Según las fuentes francesas, durante los días posteriores, se produjo una respuesta masiva al llamamiento del gobierno francés. Pero lo que no se explica es que la inmensa mayoría de voluntarios se alistaron para escapar de las condiciones infrahumanas en las que estaban obligados a malvivir en aquellos campos, y para escapar también de la amenaza constante del partido ultraderechista francés Croix de Feu, que en repetidas ocasiones había supeditado su apoyo parlamentario al gobierno Daladier a una devolución masiva del exilio republicano al régimen franquista español.

Meses más tarde (junio, 1940) el ejército alemán inició la invasión de Francia, que culminaría en tan solo unas semanas. Durante la ocupación alemana (1940-1944), una parte importante de las diversas facciones de la Resistencia francesa estuvieron integradas por exiliados republicanos. Por ejemplo, los hermanos Conrad y Josep Miret, militantes del PSUC, lideraron el grupo "París" de la Resistencia comunista; y fueron una pesadilla para la Gestapo. Y el capitán Amado Granell, dirigió una unidad mecanizada (la Novena), que en 1944 sería la primera fuerza militar liberadora que entraría a París.