Tal día como hoy del año 1813, hace 210 años, las Cortes de Cádiz (la representación política de la rebelión contra el régimen del rey José I Bonaparte) votaban y aprobaban la abolición de la Inquisición en la metrópoli española y en las colonias hispánicas de América. Esta medida no tuvo ningún efecto práctico, porque la mayoría de las colonias ya estaban en una fase avanzada del proceso de desconexión de la metrópoli. Sería el caso del antiguo virreinato de Río de la Plata, que en 1810 había proclamado la independencia y se había constituido como la república de las Provincias Unidas de Río de la Plata (actuales Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia).

O el caso de los virreinatos de Nueva Granada (actuales Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador) y de Nueva España (actual México y los estados del istmo centroamericano), que ya habían iniciado sus respectivas revoluciones independentistas (1810), las cuales culminarían entre 1816 y 1823. Río de la Plata, Nueva Granada y Nueva España representaban el 80% del territorio colonial español en América. Por lo tanto, aquella medida no tuvo ningún efecto en la metrópoli, ni tampoco en la práctica totalidad de los territorios coloniales. Solo fue seguida por el virrey de Perú, y por eso el territorio que gobernaba todavía no se había emancipado.

La Inquisición hispánica había sido implantada en América en 1569, durante el reinado de Felipe II, aunque desde 1521, durante el reinado de Carlos de Gante, se habían concedido atribuciones inquisitoriales a los obispos. Su misión principal era vigilar el establecimiento de judíos, musulmanes y luteranos procedentes de la metrópoli. Según la investigación historiográfica, entre 1569 y 1813, la Inquisición hispánica en América instruyó unas 100.000 causas y ejecutó in persona a más de 1.000 personas e, in absentia, a más de 20.000. Hasta la construcción de la plaza de toros de Acho, en Lima (1766), los autos de fe eran el principal espectáculo de masas de la principal ciudad colonial hispánica.

La Inquisición hispánica en América, como todos los instrumentos de dominación hispánica, desapareció simultáneamente a la emancipación de las antiguas colonias y su constitución en repúblicas independientes.