Tal día como hoy del año 1814, hace 205 años, en el contexto de la Guerra de la Independencia de Argentina, la escuadra sufragada, casi íntegramente, por el comerciante catalán establecido en Buenos Aires Joan Larreu i Espeso derrotaba las fuerzas navales españolas delante de las costas de Montevideo, en un episodio que sería conocido como la Batalla naval del Buceo. Aquel combate, librado delante del puerto de Montevideo y que duraría tres días (14 a 17 de mayo de 1814), tendría una importancia primordial: la victoria de las fuerzas navales independentistas de las Provincias Unidas de Río de la Plata (nombre primigenio de Argentina) liquidaría, definitivamente, la amenaza de una invasión española.

El grupo naval de Larreu estaba formado por ocho barcos de guerra, tripulados por 1.400 hombres y armados con 147 cañones. Larreu, entonces vocal de Hacienda (equivalente a ministro) de la Junta (equivalente a gobierno) del ejecutivo independiente de Río de la Plata, llevó a cabo una intensa gestión recaudatoria para botar el grupo que se tenía que enfrentar a la amenaza de una ocupación española. Pero el capital reunido resultaría del todo insuficiente, y entonces decidiría sufragar con sus recursos personales la parte mayoritaria de aquella empresa. La decisiva victoria militar argentina precipitaría la definitiva declaración de independencia (9 de julio de 1816)

Joan Larreu i Espeso (Balaguer, 1782 – Buenos Aires, 1847) es uno de los grandes paradigmas de la participación catalana en la independencia de Argentina. El año 1810, cuando estalló la revolución independentista, Larreu era uno de los comerciantes más ricos e influyentes de la comunidad catalana de Buenos Aires. Había tenido un papel muy destacado en la creación de los Miquelets de Catalunya en Argentina (1806), que habían combatido tanto los intentos de invasión británica (1806 y 1807) como en la revolución independentista (a partir de 1810). Y, junto con el también catalán Domènec Matheu, había sido vocal (equivalente a ministro) de la Primera Junta independiente (1810).

Después de la declaración de independencia (1816), el gobierno argentino lo quiso compensar. La construcción y armamento del grupo del Buceo y, poco después, de la Escuela Naval Argentina, lo habían prácticamente arruinado. Le concedieron el cargo de cónsul en Burdeos (Francia), con la autorización para simultanear la tarea diplomática con su actividad habitual de comerciante de vinos y aguardientes. Pero no consiguió reflotar su negocio y, según algunas fuentes, se acabaría suicidando ―totalmente arruinado― el año 1847.