Tal día como hoy del año 1985, hace 40 años, el diario El Correo Catalán salía por última vez. Conocido popularmente como el Correu, había sido fundado el 16 de diciembre de 1876 y el día que salió a la calle por última vez hacía 108 años y 11 meses que se había publicado su primera edición. Durante su larga historia había sido objeto de algunas suspensiones gubernamentales (1877, 1880, 1900-1901), que esquivaría cambiando el nombre de la portada, pero manteniendo la línea editorial inicial. Poco antes del conflicto civil español (marzo de 1936), su redacción fue asaltada e incendiada y el Correu vivió la parada más larga de su historia: no reanudó la actividad hasta después de la ocupación franquista de Barcelona (febrero de 1939).
El Correu fue fundado por Manuel Milà de la Roca, dirigente carlista catalán, con el apoyo del cura y periodista Fèlix Sardà i Salvany, formador de opinión de ideología tradicionalista. El Correu apareció inmediatamente después de la derrota de los carlistas en la Tercera Guerra Carlista (1872-1876). Su fundador proclamaría que aquella portada “servía a la causa carlista, católica y tradicionalista”, todavía bastante presente en la sociedad catalana de la época, a pesar de las derrotas militares, y su primera cabecera se presentaría como la de un “diario popular, defensor de los intereses morales y materiales del país”. Durante aquella etapa iniciática se enfrentó a los diarios republicanos y organizó campañas públicas de proselitismo de la ideología carlista.
El Correu siempre se identificó con la corriente catalanista propia del carlismo catalán, especialmente, a partir de la dirección de Miquel Junyent (1903-1933), pero nunca editó en catalán. Bajo la dirección del tándem formado por Andreu Roselló Pàmies y Manuel Ibáñez Escofet (1957-1977), el diario dio un giro ideológico hacia un catalanismo moderado y laico y se convirtió en el segundo diario más leído de Catalunya, por detrás de La Vanguardia y por delante de El Noticiero Universal. A partir de 1968, el Correu entró en una grave crisis —provocada por la falta de inversión, los cambios sociales, la aparición de nuevos rotativos como el Avui dirigidos al mismo segmento de lectores y la falta de apoyo institucional— que precipitó su desaparición.