Tal día como hoy, hace 201 años, nació en Centelles (Osona) Ildefons Cerdà i Sunyer, autor del proyecto de expansión urbanística contemporánea de la ciudad de Barcelona, conocido como el Plan Cerdà. Contra la opinión de su padre -que lo había reservado para la carrera eclesiástica- estudió Ingeniería de caminos, puertos y canales, y consagró su existencia a la arquitectura y al urbanismo. Influido por las ideas del socialismo utópico -que postulaba la dignificación de los espacios habitacionales de las clases trabajadoras- diseñó un plan que reunía los valores urbanos -las vías públicas como espacios de encuentro- y los valores rurales -la vivienda como espacio de intimidad inviolable.

El año 1854 -después de 23 años de espera y muchos más de reivindicaciones- Barcelona consiguió la autorización del Gobierno español para derribar las murallas. La ciudad se acercaba a los 200.000 habitantes, concentrados en intramuros -el actual distrito de Ciutat Vella- con una densidad habitacional exagerada -más de la mitad de la superficie estaba ocupada por fábricas, hospitales, cuarteles militares y edificios religiosos-, que provocaba graves problemas de convivencia y de salubridad. El Ayuntamiento convocó un concurso de planeamiento del Eixample. El proyecto ganador -de Antoni Rovira- dibujaba una malla radial que, partiendo de Ciutat Vella, integraba todos los pueblos del Pla de Barcelona.

Pero el Gobierno español impuso el proyecto de Cerdà (1860). La cuadrícula y sus chaflanes se convirtieron en el elemento dominante y característico de la Barcelona contemporánea. Cerdà no se interesó por la integración armónica de los pueblos del Pla. En cambio, como partidario de las medidas higienistas aplicadas al urbanismo, previó la edificación parcial de la isla -dos de los cuatro lados-, con el propósito de que todas las viviendas recibieran luz solar. También proyectó jardines interiores, la transición del espacio público al privado. Pero la especulación urbanística desatada a partir de 1870 -coincidente con el retorno de los indianos catalanes- provocó el aprovechamiento de todo el espacio edificable hasta dibujar el Eixample tal como lo conocemos actualmente.