Tal día como hoy del año 1536, hace 481 años, moría en Kimbolton (Inglaterra) Catalina de Aragón, primera esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra e hija de los reyes Fernando de Catalunya-Aragón e Isabel de Castilla-León. Tenía 51 años. Catalina -en los primeros años de su vida- recibió una sólida formación humanística. Había alcanzado -como el resto de sus hermanos- el pleno dominio de las tres principales lenguas románicas peninsulares: el catalán, el castellano y el galaico-portugués. Además, por sus excepcionales aptitudes intelectuales, consiguió desarrollarse con comodidad con el latín, el francés, el flamenco y el inglés.

La relación entre Catalina y la cultura catalana va más allá del simple conocimiento de la lengua. En el transcurso de su vida mantuvo una intensa correspondencia en catalán con personalidades humanistas de la época, como Isabel de Requesens -virreina de Nápoles-, Beatriz de Chiaromonte -reina de Hungría- o Lluís Vives -una de las figuras bandera del humanismo europeo. Con Vives, además, mantuvo una estrecha amistad, y el profesor valenciano dejó testimonio escrito de que la reina de Inglaterra y él eran "de la misma nación". Caterina tuvo una hija, que reinó como María I de Inglaterra, de quien se tiene constancia de que sabía hablar y escribir en catalán.

Catalina de Aragón a los 17 años

Las políticas matrimoniales de los Reyes Católicos hicieron que Catalina fuera comprometida con sólo 4 años. A los 16 era embarcada hacia Inglaterra, a los 17 era casada con Arturo de Gales -el hermano mayor de Enrique VIII- y en los 18 se quedó viuda. Hasta los 25 años la tuvieron recluida en la Corte de Londres a la espera de que su segundo marido alcanzara la mayoría de edad. Durante aquellos años Catalina desarrolló todo su potencial intelectual, reivindicando el papel de la mujer en la sociedad. Por este motivo su figura es considerada como el punto de inicio del feminismo en Inglaterra. Y junto con Thomas More, la personalidad más destacada del humanismo inglés.