Tal día como hoy, hace 148 años, nació en Cambrils (Baix Camp) Francesc Vidal i Barraquer, que fue arzobispo-cardenal de Tarragona. Su condición no es lo que hace especialmente relevante su figura. La sede primada de Tarragona ha tenido más de cien obispos desde que fue creada. Lo que lo hace especialmente relevante es el hecho de que fue el único representante de una diócesis eclesiástica que, al estallido de la Guerra Civil (1936), se opuso a firmar el manifiesto de apoyo al bando franquista sublevado.

Curiosamente el impulsor de aquel manifiesto -que se titulaba "Carta colectiva de los obispos españoles a todos los obispos del mundo con motivo de la guerra en España"- había sido otro tarraconense: el arzobispo-cardenal Gomà-Camps, de la sede primada de Toledo. Históricamente en las Españas han coexistido tres sedes primadas: Tarragona, Toledo y Santiago. Creadas a la Edad Media sobre realidades territoriales de larguísimo recorrido. El hecho de que Tarragona (que equivalía a decir los países de la antigua Corona de Aragón) se negara a firmar representaba un revés a los argumentos de los sublevados.

Este hecho pone de relieve que en el seno de la Iglesia también había diferentes posicionamientos. Vidal i Barraquer era un intelectual, y un entusiasta promotor de la recuperación de la lengua y la cultura catalanas. Que veía en la sublevación franquista una amenaza a la nación catalana, como se confirmaría posteriormente. Y que, también, en su condición de eclesiástico y catalanista sufrió la persecución de los anarquistas de la CNT que actuaban impunemente en la retaguardia del conflicto. Fue protegido por el Govern de la Generalitat, que le facilitó la salida del país. Murió en el exilio cuando la guerra ya hacía cuatro años que había acabado.